Entonces Abram se inclinó hasta tocar el suelo con su frente. Dios, por su parte, continuó diciéndole:
Lucas 17:16 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Y se echó sobre sus rodillas, tocando con su rostro el suelo, a los pies de Jesús, y le dio las gracias. Este hombre era samaritano. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 y se postró rostro en tierra a sus pies, dándole gracias; y este era samaritano. Biblia Nueva Traducción Viviente Y cayó al suelo, a los pies de Jesús, y le agradeció por lo que había hecho. Ese hombre era samaritano. Biblia Católica (Latinoamericana) y se echó a los pies de Jesús con el rostro en tierra, dándole las gracias. Era un samaritano. La Biblia Textual 3a Edicion y cayó sobre su rostro a sus pies, dándole gracias (y era samaritano). Biblia Serafín de Ausejo 1975 y se postró ante los pies de Jesús, para darle las gracias. Precisamente éste era samaritano. Biblia Reina Valera Gómez (2023) y se postró sobre su rostro a sus pies, dándole gracias; y este era samaritano. |
Entonces Abram se inclinó hasta tocar el suelo con su frente. Dios, por su parte, continuó diciéndole:
A estos doce Jesús los envió y les dio las siguientes instrucciones: «No vayan a los que no son judíos ni a los samaritanos.
Entonces entraron en la casa, y al ver al niño con María, su madre, se postraron ante él para adorarlo. Luego abrieron sus alforjas y le ofrecieron como tributo oro, incienso y mirra.
La mujer, temblando de miedo y consciente de lo que le había pasado, se arrodilló delante de él y le confesó toda la verdad.
Jesús preguntó: ―¿No eran diez los que quedaron sanos? ¿Dónde están los otros nueve?
Cuando Simón Pedro vio esto, cayó de rodillas ante Jesús y le dijo: ―¡Apártate de mí, Señor, porque soy un pecador!
Pero como los judíos no se llevaban bien con los samaritanos, la mujer le respondió: ―¿Cómo se te ocurre pedirme agua, si tú eres judío y yo soy samaritana?
para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que se niega a honrar al Hijo, tampoco honra al Padre que lo envió.
Los judíos respondieron: ―Tenemos razón al decir que eres samaritano, y que estás endemoniado.
Sin embargo, cuando el Espíritu Santo descienda sobre ustedes recibirán poder para ser mis testigos no sólo en Jerusalén, sino también en toda Judea, en Samaria y hasta lo último de la tierra.
sus más íntimos pensamientos saldrán a la luz, se postrará de rodillas a adorar a Dios y reconocerá que Dios de veras está entre ustedes.
Entonces me postré a sus pies para adorarlo, pero me dijo: «¡No! ¡No lo hagas! Soy un siervo al igual que tú y tus hermanos que proclaman fielmente su fe en Jesús. Adora sólo a Dios. El propósito de las profecías es dar testimonio de Jesús».
los veinticuatro ancianos se postraban en adoración delante del que vive eternamente y tiraban sus coronas delante del trono, al tiempo que cantaban:
Mientras tanto, los cuatro seres vivientes decían: «¡Amén!». Y los veinticuatro ancianos se postraron y adoraron.