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Levítico 26:22 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

Enviaré animales salvajes que matarán a sus hijos y destruirán su ganado, y reducirán el número de ustedes, de tal modo que sus caminos quedarán desiertos.

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Biblia Reina Valera 1960

Enviaré también contra vosotros bestias fieras que os arrebaten vuestros hijos, y destruyan vuestro ganado, y os reduzcan en número, y vuestros caminos sean desiertos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Enviaré animales salvajes que los privarán de sus hijos y destruirán su ganado. Ustedes disminuirán en número y sus caminos quedarán desiertos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Soltaré contra ustedes la fiera salvaje, que les devorará sus hijos, exterminará los ganados y los reducirá a unos pocos, de modo que nadie ya ande por los caminos de su país.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Enviaré contra vosotros a la fiera del campo, que os arrebatará los hijos y destruirá vuestros animales, y os reducirá en número, de modo que vuestros caminos queden desolados.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Soltaré contra vosotros bestias salvajes, que os arrebatarán vuestros hijos, despedazarán vuestro ganado y os diezmarán, de modo que vuestros caminos quedarán desiertos.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Además enviaré contra vosotros bestias feroces que arrebatarán a vuestros hijos, y destruirán vuestro ganado, y os reducirán en número, y vuestros caminos serán desolados.

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Levítico 26:22
17 Tagairtí Cros  

Pero como estos nuevos habitantes no adoraban al Señor, él envió leones que mataron a muchos de ellos.


Él se dio vuelta, y los maldijo en el nombre del Señor. Al instante, dos osas salieron del bosque y mataron a cuarenta y dos de ellos.


En sus tiempos de rebelión contra Dios no había paz, y los problemas causaban molestias a la nación por todas partes. El crimen iba en aumento.


Por lo tanto sobre ellos cae la maldición de Dios: quedan aislados, destruidos por la sequía, pocos quedarán con vida.


Sus caminos están arruinados, los viajeros se desvían por caminos apartados. Los asirios han quebrantado su pacto de paz, y nada les importan las promesas hechas en presencia de testigos; a nadie respetan.


Cuatro clases de destructores les echaré encima: la espada que mata, los perros que destrozan, y los buitres y bestias salvajes que acaben con el resto.


y dijeron: ―¡Por favor, ora por nosotros ante el Señor tu Dios, porque como bien sabes, somos sólo un minúsculo resto de lo que fuimos!


Los caminos que conducen a Jerusalén están muy tristes, pues no hay quien venga con alegría a celebrar las fiestas del templo. Las puertas de acceso a la ciudad están desportilladas, sus sacerdotes gimotean, las jóvenes afligidas y Jerusalén sufren amargamente.


»Cuando yo envíe una invasión de peligrosos animales salvajes para acabar con la población y dejar la tierra en completa desolación,


»Y el Señor agrega: Cuatro grandes castigos aguardan a Jerusalén para destruir toda vida: guerra, hambre, fieras y plaga.


Yo desolaré la tierra y su orgullo, y su poder cesará. Y los pueblos de las montañas de Israel estarán tan arruinados que nadie podrá siquiera caminar por ellos.


Y no sólo sobrevendrá hambre, sino que las fieras los atacarán y los matarán a ustedes y a sus familias; la enfermedad y la guerra los cazarán, y las espadas de los enemigos se encargarán de terminar la obra destructiva. Yo, el Señor, lo he dicho».


porque yo les daré paz y podrán dormir sin temor. Haré desaparecer los animales peligrosos,


Por eso, por culpa de ustedes, profetas falsos, Jerusalén será arada como si fuera un potrero y se convertirá en un montón de ruinas, y la montaña donde se asienta el templo se llenará de maleza como cualquier ruina abandonada.


Los esparcí como con un torbellino hacia naciones lejanas. La tierra de ellos quedó desolada; nadie viajó por ella; la tierra que en tiempo era tan próspera quedó convertida en estéril desierto».


Los consumiré con hambre, con fiebre y enfermedades fatales. Yo los devoraré; enviaré contra ellos bestias salvajes, para que los destrocen con sus dientes y serpientes venenosas que se arrastran por el polvo.


»En los días de Samgar y de Jael, los principales caminos quedaron desiertos. Los viajeros usaban senderos estrechos y tortuosos.