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Jeremías 15:3 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

3 Cuatro clases de destructores les echaré encima: la espada que mata, los perros que destrozan, y los buitres y bestias salvajes que acaben con el resto.

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Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

3 Y enviaré sobre ellos cuatro géneros de castigo, dice Jehová: espada para matar, y perros para despedazar, y aves del cielo y bestias de la tierra para devorar y destruir.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 »Enviaré contra ellos cuatro clases de destructores —dice el Señor—. Enviaré la espada para matar, los perros para arrastrar, los buitres para devorar y los animales salvajes para acabar con lo que haya quedado.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 Los someteré a cuatro tiranos, dice Yavé: la espada para matarlos, los perros para despedazarlos, las aves de rapiña y las fieras salvajes para devorarlos y aniquilarlos. (

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 Señalaré sobre ellos cuatro linajes de azotes,° dice YHVH: La espada para matar, los perros para despedazar,° y las aves del cielo y las bestias de la tierra para devorar y destruir.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 Voy a imponerles cuatro clases de males: -oráculo de Yahveh-: la espada para matar, los perros para despedazar, las aves del cielo para devorar, las fieras de la tierra para aniquilar.

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Jeremías 15:3
21 Tagairtí Cros  

Tú, pueblo mío, empaparás tus pies en la sangre de tus enemigos; aun los perros al lamerla tendrán su parte.


Tu poderoso ejército quedará muerto en el campo para que lo devoren las aves del monte y las fieras salvajes. Los buitres andarán desgarrando cadáveres todo el verano y las fieras roerán huesos todo el invierno.


Mi pueblo se ha convertido en una presa deseada, de tal manera que sobre él se cierne una multitud de buitres y bestias salvajes que quieren devorarlo.


Cuando ayunen, no pondré atención; cuando me presenten sus ofrendas y sacrificios, no los aceptaré. Lo que les daré como respuesta será guerra, hambre y enfermedad.


Y en cuanto al pueblo a quien profetizan, les aseguro que sus cuerpos serán arrojados por las calles de Jerusalén, víctimas del hambre y la guerra; y no habrá siquiera quien los sepulte. Esposos, esposas, hijos e hijas: todos desaparecerán. ¡Sobre todos ellos derramaré un terrible castigo por sus graves delitos!


morirán a causa de guerras y hambrunas. Nadie llevará luto por ellos ni los enterrarán, sino que sus cadáveres yacerán por tierra para pudrirse y abonar el campo. Sus pellejos serán destrozados por buitres y fieras.


Los cadáveres de mi pueblo serán carroña para las aves y las fieras, pues no quedará ni siquiera quien las espante.


Me ha arrastrado a un lado del camino, me ha despedazado con sus garras, me ha dejado indefenso y abandonado a mi suerte.


»Y el Señor agrega: Cuatro grandes castigos aguardan a Jerusalén para destruir toda vida: guerra, hambre, fieras y plaga.


»Diles: El Señor Dios dice: “¡Ténganlo por cierto, les aseguro que morirán todos, hasta aquellos que viven en las ruinas y en los lugares más recónditos! Aquellos que viven en los campos serán comidos por las fieras, y los que están en fuertes y cuevas morirán por enfermedad.


esto es lo que les haré: Los castigaré con terrores repentinos, con tuberculosis y otras enfermedades, les arderán los ojos y la vida se les consumirá. Sembrarán en vano, porque sus enemigos se comerán sus cosechas.


Enviaré animales salvajes que matarán a sus hijos y destruirán su ganado, y reducirán el número de ustedes, de tal modo que sus caminos quedarán desiertos.


Haré que todo el castigo anunciado en mi ley caiga sobre ustedes. Huirán a las ciudades y enviaré plagas contra ustedes allí. Serán conquistados por sus enemigos.


En aquel día serán como un hombre que al huir de un león, se topa de frente con un oso; o como un hombre que en una habitación oscura se apoya en una pared y lo muerde una víbora.


Tu cadáver servirá de comida a las aves y a los animales salvajes, y nadie estará allí para espantarlos.


Los consumiré con hambre, con fiebre y enfermedades fatales. Yo los devoraré; enviaré contra ellos bestias salvajes, para que los destrocen con sus dientes y serpientes venenosas que se arrastran por el polvo.


En esta ocasión apareció un caballo amarillo. El jinete que lo montaba se llamaba Muerte, y lo seguía otro jinete llamado Infierno. Se les concedió dominio sobre una cuarta parte de la tierra y autoridad para matar por medio de guerras, hambre, epidemias y fieras salvajes.


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