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Jeremías 15:4 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

4 Por las maldades que en Jerusalén hizo Manasés, hijo de Ezequías, rey de Judá, los castigaré tan terriblemente que quedarán tan malparados que los demás pueblos se horrorizarán.

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Biblia Reina Valera 1960

4 Y los entregaré para terror a todos los reinos de la tierra, a causa de Manasés hijo de Ezequías, rey de Judá, por lo que hizo en Jerusalén.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 Debido a las cosas perversas que Manasés, hijo de Ezequías, rey de Judá, hizo en Jerusalén, haré a mi pueblo objeto de horror para todos los reinos de la tierra.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 Haré que su suerte infunda terror a todos los reinos de la tierra, por culpa de Manasés, hijo de Ezequías, rey de Judá, por sus crímenes cometidos en Jerusalén.)

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 Los haré escarmiento de todos los reinos de la tierra, a causa de Manasés ben Ezequías, rey de Judá, por todo lo que hizo en Jerusalem.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 Los haré el horror de todos los reinos de la tierra, por causa de Manasés, hijo de Ezequías, rey de Judá, por lo que hizo en Jerusalén.

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Jeremías 15:4
19 Tagairtí Cros  

Manasés tenía doce años cuando comenzó a reinar en Judá, y reinó cincuenta y cinco años en Jerusalén. Su madre era Hepsiba.


Porque han hecho grandes males y me han hecho enojar siempre, desde que traje a sus antepasados de Egipto».


Manasés fue un mal rey, pues hizo lo que no le agrada al Señor, pues imitó las prácticas abominables de las naciones que fueron arrojadas de la tierra para dejarle el lugar al pueblo de Israel.


Manasés tenía doce años cuando empezó a reinar, y reinó cincuenta y cinco años en Jerusalén.


Pero su reinado fue malo, porque fomentó la adoración a los ídolos paganos entre el pueblo, los ídolos de las naciones que el Señor destruyó cuando su pueblo entró en la tierra.


Los haré repulsivos para todas las naciones de la tierra, y serán objeto de burla, mofa y maldición dondequiera que yo los obligue a ir.


Los esparciré por la superficie de la tierra y en toda nación en donde yo les ponga recibirán ofensas, silbidos y burlas,


Por lo tanto, dice el Señor, como no quieren escucharme y liberarlos, yo los entregaré al poder de la muerte mediante la guerra, el hambre y la enfermedad. Y los esparciré por todo el mundo como exiliados.


Los esparciré por la superficie de la tierra para que sean extranjeros en tierras lejanas; y aun allá los perseguirán los enemigos con sus espadas desenvainadas hasta que hayan acabado con los israelitas por completo.


¡Tantos son los delitos de Jerusalén que parece imposible volver a restaurarle su honra! Todo aquel que la honraba ahora la desprecia, pues la ha visto insignificante y humillada. Ahora sólo llora y no se atreve a dar la cara.


»“¡Cómo!”, me preguntas, “¿el hijo no paga por las maldades de su padre?”. ¡No! Pues si el hijo hace lo que es justo y vive de acuerdo con mis instrucciones, seguramente seguirá viviendo.


»El Señor Dios dice: Traigan un ejército contra ellas y entréguenlas para ser aplastadas y despreciadas.


Los esparciré entre las naciones, y los destruiré. Sus tierras serán desoladas y sus ciudades quedarán destruidas.


»El Señor hará que seas derrotado por tus enemigos. Marcharás gloriosamente a la batalla, pero huirás delante de tu enemigo en completa confusión y serás causa de espanto entre todas las naciones de la tierra.


Porque el Señor te esparcirá en medio de todas las naciones, de uno a otro extremo de la tierra. Allí adorarás dioses paganos que ni tú ni tus antepasados han conocido, dioses hechos de madera y de piedra.


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