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2 Reyes 17:25 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

25 Pero como estos nuevos habitantes no adoraban al Señor, él envió leones que mataron a muchos de ellos.

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Biblia Reina Valera 1960

25 Y aconteció al principio, cuando comenzaron a habitar allí, que no temiendo ellos a Jehová, envió Jehová contra ellos leones que los mataban.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

25 pero ya que estos colonos extranjeros no adoraban al Señor cuando recién llegaron, el Señor envió leones, que mataron a algunos de ellos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

25 Cuando estaban recién instalados en ese lugar, esa gente no honraba a Yavé, por eso Yavé les mandó unos leones que hicieron con ellos una carnicería.

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La Biblia Textual 3a Edicion

25 Pero como no temían a YHVH, sucedió que cuando empezaron a habitar allí, YHVH envió leones contra ellos, y mataron a muchos de ellos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

25 Al principio de su estancia allí no temían a Yahveh, por lo que Yahveh envió contra ellos leones que los devoraban.

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2 Reyes 17:25
18 Tagairtí Cros  

Y el profeta emprendió la marcha, pero mientras viajaba solo, salió un león y lo mató. Su cuerpo quedó en el camino, y el burro y el león se quedaron parados junto a él. Los que pasaron y vieron el cuerpo tirado en el camino, y el león tranquilamente parado a su lado, fueron y lo contaron en Betel, donde vivía el profeta anciano.


Entonces el profeta dijo: ―Por cuanto no obedeciste la voz del Señor, saldrá un león y te matará en cuanto yo me haya ido. Y, efectivamente, tan pronto el profeta se fue, un león atacó al hombre y lo mató.


Entonces, le enviaron este mensaje al rey de Asiria: «La gente que usted desterró en las ciudades de Samaria no conoce las leyes del dios de esta tierra, y él ha enviado leones para que los maten».


A pesar de que adoraban al Señor, nombraron, de entre el pueblo en general, sacerdotes que ofrecían sacrificios en los altares que habían construido en las colinas.


Todavía hacen lo mismo: siguen sus prácticas anteriores en vez de adorar en forma verdadera al Señor, y obedecer las leyes que él les dio a los descendientes de Jacob (cuyo nombre más tarde le fue cambiado por el de Israel).


Adoraban al Señor, pero al mismo tiempo adoraban a sus ídolos. Y hasta ahora sus descendientes hacen lo mismo.


Él se dio vuelta, y los maldijo en el nombre del Señor. Al instante, dos osas salieron del bosque y mataron a cuarenta y dos de ellos.


La corriente cercana a Dibón se volverá roja de sangre, ¡pero aún no he terminado con Dibón! Presa de leones serán los sobrevivientes: los que huyan y los que se queden.


¿Quién no habrá de temerte, oh Rey de las naciones? ¡Y sólo a ti corresponde ese título! Entre todos los sabios de la tierra y entre todos los reinos del mundo no hay nadie como tú.


Cuatro clases de destructores les echaré encima: la espada que mata, los perros que destrozan, y los buitres y bestias salvajes que acaben con el resto.


Entonces lanzaré sobre ellos la tremenda furia de sus enemigos quienes los atacarán como si fueran el león de la selva, los lobos del desierto y el leopardo que ronda en busca de presa, listo a dar el zarpazo a la primera presa que encuentre. Y todo esto como consecuencia de su desobediencia hacia mí y por haberse alejado de las instrucciones que le he dado.


»Cuando yo envíe una invasión de peligrosos animales salvajes para acabar con la población y dejar la tierra en completa desolación,


»Y el Señor agrega: Cuatro grandes castigos aguardan a Jerusalén para destruir toda vida: guerra, hambre, fieras y plaga.


Ordeno que en todo mi reino todos teman y tiemblen ante el Dios de Daniel. Pues su Dios es el Dios vivo, que no cambia, cuyo reino jamás será destruido y cuyo poder jamás se acabará.


Enviaré animales salvajes que matarán a sus hijos y destruirán su ganado, y reducirán el número de ustedes, de tal modo que sus caminos quedarán desiertos.


―Soy hebreo, soy devoto del Señor, el Dios del cielo, quien hizo el mar y la tierra. Lo que está sucediendo es por mi culpa, pues trato de huir de la presencia de Dios —les respondió. Los hombres se asustaron mucho cuando oyeron esto, y le preguntaron: ―¿Por qué lo hiciste?


El Señor ha colocado el río Jordán como barrera entre nuestro pueblo y el de ustedes. Ustedes no tienen parte en la tierra del Señor. Y podría ser que nuestros hijos se apartaran del Señor”.


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