Entonces Elías les ordenó: ―¡Agarren a todos los profetas de Baal! ¡Que ninguno escape! Ellos los atraparon a todos, y Elías los condujo al arroyo de Quisón, y allí los degolló.
Jueces 4:7 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Llévalos hasta el monte Tabor, para ofrecer batalla a Jabín y a su poderoso ejército con todos sus carros, que están al mando del general Sísara. El Señor dice: “Yo los conduciré hasta el río Quisón, y allí los derrotarás”. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 y yo atraeré hacia ti al arroyo de Cisón a Sísara, capitán del ejército de Jabín, con sus carros y su ejército, y lo entregaré en tus manos? Biblia Nueva Traducción Viviente Y yo haré que Sísara, el comandante del ejército de Jabín, vaya al río Cisón junto con sus carros de guerra y sus guerreros. Allí te daré la victoria sobre él. Biblia Católica (Latinoamericana) Yo atraeré hacia ti en el torrente de Quisón a Sísera, jefe del ejército de Yabín, junto con sus carros y todos sus hombres, y lo pondré en tus manos'. La Biblia Textual 3a Edicion Y Yo atraeré al torrente de Cisón a Sísara, príncipe del ejército de Yabín, con sus carros y con sus multitudes, y lo entregaré en tu mano. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Yo atraeré hacia ti, al torrente Quisón, a Sísara, jefe del ejército de Yabín, con sus carros y su tropa, y lo entregaré en tus manos'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) y yo atraeré a ti al arroyo de Cisón a Sísara, capitán del ejército de Jabín, con sus carros y su ejército, y lo entregaré en tus manos? |
Entonces Elías les ordenó: ―¡Agarren a todos los profetas de Baal! ¡Que ninguno escape! Ellos los atraparon a todos, y Elías los condujo al arroyo de Quisón, y allí los degolló.
Yo he endurecido el corazón de los egipcios, y ellos los seguirán, y verán cómo honro mi nombre derrotando al faraón, con todos sus ejércitos, sus carros y sus caballos.
Y una vez más endureceré el corazón del faraón, y él los perseguirá. Lo hago así para mostrarle mi poder al faraón y a todo su ejército. Entonces todos los egipcios sabrán que yo soy el Señor». Los israelitas acamparon donde el Señor les había dicho.
Lo hizo porque el Señor le había endurecido el corazón. Así que salió en persecución de Israel, el cual marchaba firme y confiado en la victoria.
Pero si fue accidental, porque así yo lo había determinado, entonces el asesino podrá huir y refugiarse en un lugar que yo te indicaré.
«No temas delante de ellos —le dijo el Señor a Josué—, porque ya están derrotados. Los he entregado en tus manos para que los destruyas. Ninguno de ellos podrá hacerte frente».
El Señor puso en los enemigos el deseo de pelear contra Israel en lugar de pedir la paz. Por eso los mataron sin misericordia, como el Señor se lo había ordenado a Moisés.
El Señor le dijo a Josué: «No les tengas miedo, porque mañana a esta hora habrán muerto todos. Inutilizarás sus caballos y quemarás sus carros».
Entonces ustedes saldrán de su escondite y entrarán en la ciudad, porque el Señor nos la entregó.
Débora le dijo a Barac: ―Ahora es el momento de entrar en acción. El Señor nos dirige, y ha entregado a Sísara en tus manos. Entonces Barac lanzó a sus diez mil hombres a la batalla por las laderas del monte Tabor.
El arroyo de Cisón los barrió. ¡Adelante, oh alma mía, con fortaleza!
Sí, tú has sido muy misericordioso conmigo en este día, porque cuando el Señor me entregó en tus manos, no me mataste.