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Josué 11:20 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

20 El Señor puso en los enemigos el deseo de pelear contra Israel en lugar de pedir la paz. Por eso los mataron sin misericordia, como el Señor se lo había ordenado a Moisés.

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Biblia Reina Valera 1960

20 Porque esto vino de Jehová, que endurecía el corazón de ellos para que resistiesen con guerra a Israel, para destruirlos, y que no les fuese hecha misericordia, sino que fuesen desarraigados, como Jehová lo había mandado a Moisés.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

20 porque el Señor les endureció el corazón y los hizo pelear contra los israelitas. Así que fueron totalmente destruidos sin compasión, tal como el Señor le había ordenado a Moisés.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

20 Yavé les dio ánimo a todos para que hicieran la guerra a Israel, con el fin de que fueran consagrados en anatema y destruidos sin misericordia como Yavé se lo había ordenado a Moisés.

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La Biblia Textual 3a Edicion

20 Porque era de YHVH endurecer el corazón de ellos para que resistieran con guerra a Israel, a fin de dedicarlos al exterminio, sin que hubiera para ellos clemencia y llegaran así a ser desarraigados, tal como YHVH había ordenado a Moisés.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

20 Pues fue designio de Yahveh que los corazones de sus moradores se obstinaran en entablar combate con Israel, y así fueran entregados al anatema, sin que hubiera para ellos compasión. Fueron aniquilados, como había ordenado Yahveh a Moisés.

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Josué 11:20
24 Tagairtí Cros  

Absalón y los hombres de Israel dijeron: ―El consejo de Husay es mejor que el de Ajitofel. Eso sucedió porque el Señor había dispuesto que se anulara el consejo de Ajitofel, cuyo plan realmente era el mejor, para que pudiera venir el desastre sobre Absalón.


De modo que Roboán no tuvo en cuenta las peticiones del pueblo. Esto estaba de acuerdo con la voluntad del Señor, y de esta forma se cumplió lo que él le había prometido a Jeroboán por medio de Ahías, el profeta de Siló.


Pero Dios había decidido que Ocozías muriera durante esta visita. Al poco tiempo de haber llegado, Ocozías y Jorán marcharon contra Jehú hijo de Nimsi, a quien el Señor había escogido para poner fin a la dinastía de Acab.


―¿Desde cuándo he pedido tu consejo? —lo interrumpió el rey—. ¡Cállate, si no quieres que te haga matar! El profeta se fue, pero antes le dijo lo siguiente: ―Sé que el Señor ha decidido destruirte, porque has adorado a esos ídolos y no has aceptado mi consejo.


El Señor le dijo a Moisés: «Vuelve a hablar con el faraón. Pero yo lo he endurecido a él y a sus funcionarios, a fin de hacer nuevos milagros y demostrar mi poder.


Por eso, aunque Moisés y Aarón hicieron estos milagros delante del faraón, el Señor le endureció el corazón para que no dejara salir al pueblo.


Yo he endurecido el corazón de los egipcios, y ellos los seguirán, y verán cómo honro mi nombre derrotando al faraón, con todos sus ejércitos, sus carros y sus caballos.


Y una vez más endureceré el corazón del faraón, y él los perseguirá. Lo hago así para mostrarle mi poder al faraón y a todo su ejército. Entonces todos los egipcios sabrán que yo soy el Señor». Los israelitas acamparon donde el Señor les había dicho.


Lo hizo porque el Señor le había endurecido el corazón. Así que salió en persecución de Israel, el cual marchaba firme y confiado en la victoria.


Y el Señor le dijo: ―Cuando hayas regresado a Egipto tienes que hacer delante del faraón los milagros que te mostré. Sin embargo, yo haré que el faraón se niegue a dejar salir al pueblo.


Pero el Señor endureció el corazón del faraón, quien persistió en su soberbia y se negó a oír, tal como ya el Señor lo había advertido.


pero no lo hice, porque quiero que todos sepan cuán poderoso soy, y para que mi nombre se mencione en todo el país.


Dios ha jurado hacerlo, diciendo: Tal es mi propósito y mi plan.


El Señor está enfurecido contra las naciones, su ira se abalanza contra los ejércitos. Él los destruirá por completo, provocándoles gran mortandad.


Como ven, Dios se apiada de quien él quiere, y endurece a quien él quiere endurecer.


»Pero el rey Sijón se negó, porque el Señor nuestro Dios hizo que se endureciera, para poder destruir a Sijón con las manos de Israel como ahora ya lo ha hecho.


»Deberás destruir a todas las naciones que el Señor tu Dios entrega en tus manos. No te apiadarás de ellas ni adorarás sus dioses. El día que lo hagas habrás caído en una trampa.


El padre y la madre no comprendieron que el Señor estaba tras aquella petición, porque estaba preparando una trampa a los filisteos que en aquel tiempo dominaban a Israel.


el pecado ordinario recibe un fuerte castigo, pero ¿cuánto más los pecados que ustedes cometen contra el Señor?». Sin embargo, ellos no quisieron escuchar a su padre porque el Señor había resuelto que murieran.


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