Sí, Dios, y no ustedes, fue el que me envió a Egipto. Dios me puso por consejero del faraón y por administrador de toda la nación, gobernador de toda la tierra de Egipto.
Jueces 17:10 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 ―Bien, quédate conmigo —dijo Micaías— y serás mi sacerdote y te respetaré como a un padre. Te daré diez monedas de plata por año, ropa y comida. Al joven le agradó la propuesta y pasó a ser como uno de los hijos de Micaías. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Entonces Micaía le dijo: Quédate en mi casa, y serás para mí padre y sacerdote; y yo te daré diez siclos de plata por año, vestidos y comida. Y el levita se quedó. Biblia Nueva Traducción Viviente —Quédate aquí, conmigo —le dijo Micaía—, y podrás ser un padre y sacerdote para mí. Te daré diez piezas de plata al año, además de una muda de ropa y comida. Biblia Católica (Latinoamericana) Micá le dijo: 'Quédate conmigo, serás para mí un padre y un sacerdote'. Te daré diez monedas de plata al año y además alojamiento y comida'. La Biblia Textual 3a Edicion Y Micah le dijo: habita conmigo y me servirás de padre y sacerdote, y te daré diez ciclos de plata por año, un juego de vestidos y tu sustento. Y el levita se quedó. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Le dijo Micá: 'Quédate conmigo y sé para mí padre y sacerdote; yo te daré diez siclos de plata al año, vestido y comida'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Entonces Micaía le dijo: Quédate en mi casa, y me serás en lugar de padre y sacerdote; y yo te daré diez siclos de plata por año, y vestidura, y tu comida. Y el levita se quedó. |
Sí, Dios, y no ustedes, fue el que me envió a Egipto. Dios me puso por consejero del faraón y por administrador de toda la nación, gobernador de toda la tierra de Egipto.
Cuando Eliseo enfermó de muerte, el rey Joás, de Israel, lo visitó y, echándose sobre él, se puso a llorar, y exclamó: ―¡Padre mío, padre mío! ¡Carro de Israel y su guía!
Eliseo, al verlo, gritó: «¡Padre mío, padre mío! ¡Carro de Israel y su guía!». Eliseo no volvió a ver a Elías. Luego, rasgó sus vestidos y los partió en dos.
Cuando el rey de Israel los vio, le preguntó a Eliseo: ―Señor, ¿los mataré? ¿Debo matarlos?
Fui padre de los pobres y me encargué de que hasta a los extranjeros se les hiciera justicia.
Él tendrá tu uniforme, título y jurisdicción, y será un padre para el pueblo de Jerusalén y para todo Judá.
Por unos pocos puñados de cebada o un pedazo de pan, ¿han de apartar a mi pueblo de mí? ¡Han conducido a la muerte a aquellos que no debían morir! ¡Y han prometido vida a aquellos que no debían vivir, al mentir a mi pueblo, y cuánto lo aprecian ellos!”.
y les preguntó: ―¿Cuánto me pagan si les entrego a Jesús? ―Treinta piezas de plata.
Dijo esto, no porque le importaran los pobres sino porque era un ladrón y, como tenía a su cargo la bolsa del dinero, robaba de lo que echaban en ella.
porque ¡el amor al dinero es la raíz de todos los males! Hay quienes han dejado la fe por correr tras las riquezas y al fin se han causado a sí mismos muchísimos sufrimientos.
que, como pastores, cuiden ustedes a las ovejas de Dios que están a su cargo. No lo hagan porque es su obligación ni por ambición de dinero, sino porque tienen el deseo de servir, como Dios quiere.
―¿De dónde vienes? —preguntó Micaías. Y le respondió: ―Soy levita de Belén de Judá, y estoy buscando un lugar para vivir.
Él les contó acerca del contrato que tenía con Micaías y que era su sacerdote privado.
Y los descendientes tuyos que sobrevivan se inclinarán delante de él mendigando dinero y alimentos. “Por favor”, dirán, “dame un turno de trabajo entre los sacerdotes para que tenga de qué comer”».