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1 Samuel 2:36 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

36 Y los descendientes tuyos que sobrevivan se inclinarán delante de él mendigando dinero y alimentos. “Por favor”, dirán, “dame un turno de trabajo entre los sacerdotes para que tenga de qué comer”».

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Biblia Reina Valera 1960

36 Y el que hubiere quedado en tu casa vendrá a postrarse delante de él por una moneda de plata y un bocado de pan, diciéndole: Te ruego que me agregues a alguno de los ministerios, para que pueda comer un bocado de pan.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

36 Así pues, todos los que sobrevivan de tu familia se inclinarán ante él, mendigando dinero y comida. Dirán: “Le rogamos que nos dé trabajo entre los sacerdotes para que tengamos suficiente para comer”».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

36 Los que queden de tu casa vendrán a arrodillarse ante él por una monedita o por un mendrugo de pan y dirán: Dame, por favor, algún cargo en el sacerdocio para tener un pedazo de pan que comer'.

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La Biblia Textual 3a Edicion

36 Y sucederá que todo aquel que haya quedado de tu casa, acudirá a postrarse ante él por una moneda de plata o una torta de pan, y dirá: Te ruego que me asignes alguna función sacerdotal para que pueda comer un bocado de pan.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

36 Todos los que queden de tu casa irán a postrarse ante él para pedirle una moneda de plata o un pedazo de pan, y le dirán: 'Incorpórame, por favor, a alguna función sacerdotal, para que yo tenga un pedazo de pan para comer''.

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1 Samuel 2:36
9 Tagairtí Cros  

Así que Salomón obligó a Abiatar a renunciar a su puesto de sacerdote del Señor. De esa manera se cumplió lo establecido por el Señor en Siló acerca de los descendientes de Elí.


Conviene señalar que los sacerdotes de los santuarios de las colinas no servían en el altar del Señor en Jerusalén, pero sí comían con los otros sacerdotes.


Los malvados se inclinarán ante los buenos; los perversos se inclinarán ante las puertas de los justos.


Ustedes dicen: “Es muy molesto servir al Señor y hacer lo que él pide”. Luego desprecian las instrucciones que él les ha dado. ¡Imagínense! ¡Animales robados, cojos y enfermos como ofrendas a Dios! ¿Creen acaso que puedo aceptar esa clase de ofrendas?, les pregunto yo, el Señor.


―Bien, quédate conmigo —dijo Micaías— y serás mi sacerdote y te respetaré como a un padre. Te daré diez monedas de plata por año, ropa y comida. Al joven le agradó la propuesta y pasó a ser como uno de los hijos de Micaías.


Yo haré surgir un sacerdote fiel que me servirá y hará lo que yo le diga. Bendeciré a sus descendientes, y de su familia saldrán los sacerdotes que servirán ante mi rey ungido para siempre.


Mientras tanto, el pequeño Samuel estaba al servicio del Señor como ayudante de Elí. En aquellos días eran muy raros los mensajes del Señor;


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