»De Dios me quejo, y no del hombre. Con razón tengo el espíritu tan atribulado:
Jueces 16:16 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Como Dalila lo acosaba e importunaba día tras día, él no pudo resistir Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Y aconteció que, presionándole ella cada día con sus palabras e importunándole, su alma fue reducida a mortal angustia. Biblia Nueva Traducción Viviente Día tras día lo estuvo fastidiando hasta que Sansón se hartó de tanta insistencia. Biblia Católica (Latinoamericana) Como siguiera molestándolo y acosándolo todos los días con la misma pregunta, creyó que se iba a morir. La Biblia Textual 3a Edicion Y sucedió que como ella lo apremiaba con sus palabras cada día, acosándolo, su alma desfalleció hasta morir. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Y tanto le importunaba y le agobiaba con sus palabras día tras día que su espíritu decayó hasta sentir mortal hastío. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y aconteció que, presionándole ella cada día con sus palabras e importunándole, su alma fue reducida a mortal angustia. |
»De Dios me quejo, y no del hombre. Con razón tengo el espíritu tan atribulado:
―¿Crees que es justo que te enojes tanto porque se secó la planta? —le preguntó Dios a Jonás. ―¡Claro que sí es justo! —respondió Jonás—. ¡Es tanta la rabia que tengo, que prefiero la muerte!
Y les dijo: ―Esto es mi sangre del pacto, que es derramada por muchos.
Les digo que se levantará a darle el pan, no por que sea su amigo, sino por su impertinencia, y le dará todo lo que necesite.
esta mujer ya me tiene cansado. Para que me deje tranquilo, le haré justicia”».
Entonces la prometida de Sansón se puso a llorar delante de él y le dijo: ―Tú no me amas; tú me odias, porque has dicho una adivinanza a mi pueblo y no me has dicho la respuesta. ―No se la he dicho ni a mi padre ni a mi madre. ¿Por qué habría de decírtela a ti? —replicó.
Cada vez que estaba con él, ella lloraba y se comportó de esa forma por el resto de la fiesta. Por fin, en el séptimo día, él le dio la respuesta y ella se la comunicó sin tardanza a los jóvenes.
«¿Cómo puedes decir que me amas, si no confías en mí? —se quejó ella—. Ya te has burlado de mí tres veces y no me has dicho qué es lo que te da la fuerza».
y finalmente le dijo el secreto. «Jamás me he cortado el pelo —confesó—, porque soy nazareo para Dios desde mi nacimiento. Si me cortaran el cabello, la fuerza me abandonaría y yo sería tan débil como un hombre común».