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Jonás 2:10 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

Entonces el Señor ordenó al pez que vomitara a Jonás en la playa, y así lo hizo el pez.

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Biblia Reina Valera 1960

Y mandó Jehová al pez, y vomitó a Jonás en tierra.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Entonces el Señor ordenó al pez escupir a Jonás sobre la playa.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

pero yo en acción de gracias te ofreceré un sacrificio y cumpliré mis votos: de Yavé viene la salvación.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Entonces YHVH dio orden al pez, Y éste vomitó a Jonás en tierra.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Mas yo, con voz de alabanza, te ofreceré sacrificios; cumpliré el voto que te hice. ¡De Yahveh viene la salvación!'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y mandó Jehová al pez, y vomitó a Jonás en tierra seca.

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Jonás 2:10
18 Tagairtí Cros  

Así que dijo: «Que de la tierra brote toda clase de vegetación, es decir, plantas que se reproduzcan por medio de semillas, y árboles frutales en cuyos frutos estén sus semillas». Y, tal como Dios lo dijo, de la tierra brotaron las plantas y árboles frutales con sus respectivas semillas para su reproducción. Y Dios vio que todo esto era hermoso.


Después Dios dijo: «Que haya luces en el cielo, para que alumbren la tierra y separen el día de la noche, y para que marquen también las estaciones, los días y los años». Y así ocurrió.


Entonces Dios dijo: «¡Que aparezca la luz!». Y apareció la luz.


Así que Dios hizo el firmamento, para separar las aguas. De modo que una parte de las aguas quedó arriba del firmamento y otra, debajo de él.


Después Dios dijo: «Que las aguas que están debajo del cielo se junten en un solo lugar, de modo que la otra parte quede seca». Y así ocurrió.


Cuando él habló, moscas y mosquitos cubrieron como nubes a Egipto de un extremo al otro.


Dio una orden y millares de langostas acudieron, ¡muchísimos saltamontes!


Los pobres comerán y se saciarán; cuantos busquen al Señor lo hallarán. De gozo constante tendrán lleno el corazón.


Porque bastó que hablara, y surgió el mundo. ¡A su mandato, apareció!


¡Quién lo dijera! ¡El Señor me sanó! De hoy en adelante entonaré en el templo cánticos de alabanza cada día, con acompañamiento de orquesta».


Yo soy el Señor y no hay otro salvador.


¿Me faltaron fuerzas para librarlos? ¿Será por eso que la casa está silenciosa y vacía cuando llego? ¿No tendré ya poder para librar? No, esa no es la razón. Yo puedo reprender al mar y dejarlo seco, puedo convertir los ríos en desiertos cubiertos de peces agonizantes.


El Señor dice: «Sólo yo soy su Dios, el Señor, y lo he sido desde que los saqué de Egipto. No tienen otro Dios aparte de mí, pues no hay ningún otro Salvador.


Asiria no nos puede salvar, ni tampoco nuestra poderosa caballería; nunca más confiaremos en los ídolos que hemos hecho con nuestras manos, pues solamente en ti, Señor, los huérfanos encuentran misericordia».


El Señor había planeado que un gran pez se tragara a Jonás. Y Jonás estuvo dentro del pez durante tres días y tres noches.


Entonces el Señor le habló de nuevo a Jonás: