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Génesis 1:7 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

7 Así que Dios hizo el firmamento, para separar las aguas. De modo que una parte de las aguas quedó arriba del firmamento y otra, debajo de él.

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Biblia Reina Valera 1960

7 E hizo Dios la expansión, y separó las aguas que estaban debajo de la expansión, de las aguas que estaban sobre la expansión. Y fue así.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

7 y eso fue lo que sucedió. Dios formó ese espacio para separar las aguas de la tierra de las aguas de los cielos

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Biblia Católica (Latinoamericana)

7 Hizo Dios entonces como una bóveda y separó unas aguas de las otras: las que estaban por encima del firmamento, de las que estaban por debajo de él. Y así sucedió.

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La Biblia Textual 3a Edicion

7 E hizo ’Elohim la expansión, y estableció separación entre las aguas que estaban debajo de la expansión y las aguas que estaban encima de la expansión. Y fue así.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

7 E hizo Dios la bóveda y separó las aguas que están debajo de la bóveda de las que están encima de ella. Y así fue.

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Génesis 1:7
15 Tagairtí Cros  

Así que dijo: «Que de la tierra brote toda clase de vegetación, es decir, plantas que se reproduzcan por medio de semillas, y árboles frutales en cuyos frutos estén sus semillas». Y, tal como Dios lo dijo, de la tierra brotaron las plantas y árboles frutales con sus respectivas semillas para su reproducción. Y Dios vio que todo esto era hermoso.


Después Dios dijo: «Que en la tierra haya toda especie de animales: domésticos, salvajes y reptiles». Y así ocurrió.


Al firmamento Dios lo llamó «cielo». Pasó la tarde y pasó la mañana, y se completó, así, el segundo día.


Después Dios dijo: «Que las aguas que están debajo del cielo se junten en un solo lugar, de modo que la otra parte quede seca». Y así ocurrió.


Envuelve la lluvia en sus densas nubes, y las nubes no se rompen con ese peso.


Tú haces que los manantiales viertan sus aguas en las cañadas, y que los riachuelos fluyan en abundancia desde las montañas.


Al que con inteligencia hizo los cielos; su gran amor perdura para siempre.


Alábenlo, altos cielos. Alábenlo las aguas que están sobre los cielos.


Los cielos cuentan la gloria de Dios, el firmamento proclama la obra de sus manos.


Un día se lo dice a otro día; una noche a otra hace que lo conozcan.


Cuando las nubes están cargadas, cae la lluvia; y si un árbol cae, sea hacia el norte o hacia el sur, allí se queda, su suerte está echada.


Pasmados, los discípulos se decían: «¿Quién es este, que aun los vientos y la mar lo obedecen?».


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