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Génesis 14:22 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

Pero Abram le contestó: ―Le prometí al Señor, el Dios Altísimo, creador del cielo y de la tierra, que no me quedaría con nada de lo que es tuyo, ni siquiera con un cordón o una correa de una sandalia. Así no podrás decir jamás: “Abram se hizo rico, porque se quedó con mis bienes”.

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Biblia Reina Valera 1960

Y respondió Abram al rey de Sodoma: He alzado mi mano a Jehová Dios Altísimo, creador de los cielos y de la tierra,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Abram le respondió al rey de Sodoma: —Juro solemnemente ante el Señor, Dios Altísimo, Creador de los cielos y la tierra,

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Abram le respondió: 'Levanto mi mano hacia Yavé, creador del cielo y de la tierra, el Dios Altísimo,

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La Biblia Textual 3a Edicion

Pero Abram respondió al rey de Sodoma: He alzado mi mano° a YHVH el Dios Altísimo, poseedor de cielos y tierra,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Respondió Abrán al rey de Sodoma: 'Alzo mi mano a Yahveh, Dios Altísimo, creador del cielo y de la tierra,

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y respondió Abram al rey de Sodoma: He alzado mi mano a Jehová, el Dios Altísimo, el poseedor del cielo y de la tierra,

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Génesis 14:22
22 Tagairtí Cros  

El rey de Sodoma le dijo a Abram: ―Entrégame las personas que liberaste y quédate con todas las cosas que has recuperado.


Cuando Abram tenía noventa y nueve años, el Señor se le apareció y le dijo: ―Yo soy el Dios Todopoderoso. Vive siempre de acuerdo con mi voluntad y haz lo correcto,


Y Abraham plantó un árbol tamarisco allí en Berseba, e invocó el nombre del Señor, el Dios eterno.


y júrame por el nombre del Señor, el Dios del cielo y de la tierra, que no dejarás que mi hijo se case con una muchacha de esta tierra de Canaán, donde yo vivo.


les envió este mensaje: «Que el Señor los bendiga por haber sido leales al rey y por haberle dado honrosa sepultura.


Pero Eliseo respondió: ―Juro por el Señor mi Dios que no lo aceptaré. Naamán insistió en que lo aceptara, pero Eliseo se negó rotundamente.


Tuyos son la grandeza y el poder, la gloria, la victoria y la majestad. Todo cuanto hay en los cielos y en la tierra es tuyo. También el reino te pertenece, y tienes el control de todo lo que existe.


Sálvame de la espada fatal. Rescátame del poder de mis enemigos. Sus bocas están llenas de mentiras; juran decir la verdad, pero mienten.


La boca de ellos está llena de mentiras; juran decir la verdad, pero mienten.


A Dios pertenece la tierra. Suyo es cuanto ser habita en el mundo.


Que sepan que tú eres el Señor, que ese es tu nombre; que sepan que sólo tú eres el Altísimo sobre toda la tierra.


Yo los introduciré en la tierra que prometí darles a Abraham, a Isaac y a Jacob. Sí, yo les daré a ustedes esa tierra. Moisés le contó al pueblo lo que Dios había dicho; pero ellos estaban muy contrariados por las trágicas consecuencias de lo que les había dicho anteriormente, y no quisieron oírlo.


El que es alto y excelso y habita la eternidad, aquel cuyo nombre es santo, dice así: Yo moro en aquel elevado y santo sitio, pero también estoy donde habitan los pobres y los afligidos, y a ellos les doy ánimo y aliento.


»El hombre vestido de lino, que estaba sobre las aguas del río, con ambas manos levantadas hacia el cielo, dijo jurando con solemnidad en el nombre del Dios viviente: “Dentro de tres tiempos y medio, cuando deje de ser agredido el poder del pueblo de Dios, entonces terminarán todas estas cosas”.


«Al cabo de los siete años yo, Nabucodonosor, alcé mi vista hacia el cielo, y recobré la razón, y elogié y rendí homenaje al Dios Altísimo y reconocí humildemente a Aquel que vive por todos los tiempos. Él gobernará para siempre, y su reino no tendrá fin.


El futuro esplendor de este templo será mayor que el del primero, porque tengo abundancia de plata y de oro para hacerlo. En realidad, todas las riquezas del mundo me pertenecen. Y será este el lugar desde donde estableceré mi paz y seguridad. Lo digo yo, el Señor Todopoderoso».


La tierra y los altos cielos pertenecen al Señor tu Dios.


He levantado mis manos al cielo y he jurado por mi propia existencia,


Cuando él la vio rasgó su ropa con angustia. ―¡Ay, hija mía! —exclamó—. Tú me has abatido hasta el polvo. Porque he hecho voto delante del Señor y no puedo retractarme.