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Génesis 24:3 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

3 y júrame por el nombre del Señor, el Dios del cielo y de la tierra, que no dejarás que mi hijo se case con una muchacha de esta tierra de Canaán, donde yo vivo.

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Biblia Reina Valera 1960

3 y te juramentaré por Jehová, Dios de los cielos y Dios de la tierra, que no tomarás para mi hijo mujer de las hijas de los cananeos, entre los cuales yo habito;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 Jura por el Señor, Dios del cielo y de la tierra, que no dejarás que mi hijo se case con una de esas mujeres cananeas.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 y júrame por Yavé, Dios del cielo y de la tierra, que no tomarás para mi hijo una mujer de raza cananea, pues vivo en medio de éstos,

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 y te haré jurar por YHVH, Dios de los cielos y Dios de la tierra, que no tomarás para mi hijo mujer de las hijas de los cananeos, en medio de los cuales yo habito,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 que voy a obligarte, bajo juramento a Yahveh, Dios del cielo y de la tierra, que no tomarás mujer para mi hijo de entre las hijas de los cananeos, en medio de los cuales yo habito,

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Génesis 24:3
49 Tagairtí Cros  

Luego, Melquisedec bendijo a Abram con estas palabras: «Abram, que el Dios Altísimo, creador del cielo y de la tierra, te bendiga.


Pero Abram le contestó: ―Le prometí al Señor, el Dios Altísimo, creador del cielo y de la tierra, que no me quedaría con nada de lo que es tuyo, ni siquiera con un cordón o una correa de una sandalia. Así no podrás decir jamás: “Abram se hizo rico, porque se quedó con mis bienes”.


Júrame, por Dios, ahora mismo, que no nos harás daño ni a mí ni a mis hijos ni a mis descendientes. Júrame que, tanto a mí como a los habitantes de este país donde vives como extranjero, nos tratarás con la misma bondad con que yo te he tratado.


Porque el Señor, Dios del cielo, que me ordenó dejar mi tierra y mi familia, y prometió darme esta tierra como propiedad para mí y mis descendientes, enviará a su ángel delante de ti y hará que encuentres allí una doncella para que sea la esposa de mi hijo.


Después Rebeca le dijo a Isaac: ―Me tienen enferma y cansada estas mujeres hititas. Preferiría morirme antes de ver a Jacob casado con alguna de esas hititas que viven aquí.


Entonces Isaac llamó a Jacob, lo bendijo y le ordenó: ―No te cases con ninguna mujer de aquí de Canaán.


Por eso, Esaú comprendió que las mujeres de Canaán no eran del agrado de Isaac, su padre.


Aun más, los invitamos a que vivan entre nosotros y que las hijas de ustedes se casen con nuestros hijos, y nosotros daremos nuestras hijas a los jóvenes de ustedes. Podrán vivir en donde quieran en nuestra tierra, negociar en ella y enriquecerse.


Allí se casó con una mujer cananea, hija de Súa.


―¡Júrame que lo harás! —insistió Jacob. Y José se lo juró. Luego, Israel se recostó sobre la cabecera de la cama.


Entonces José hizo que sus hermanos le prometieran con juramento que se iban a llevar consigo su cuerpo, cuando regresaran a Canaán.


Entonces los hijos de Dios se fijaron en la belleza de las mujeres y tomaron como mujeres a todas las que quisieron.


En aquellos días y aun después, cuando los hijos de Dios tuvieron relaciones con mujeres, nacieron gigantes que fueron famosos por su valentía.


Allí hizo esta oración: «Señor, Dios de Israel, que te sientas en tu trono, por encima de los ángeles, sólo tú eres Dios de todos los reinos de la tierra, pues tú creaste los cielos y la tierra.


Bendito sea el Señor, Dios de Israel, que hizo los cielos y la tierra, y que ha dado a David un hijo tan sabio, inteligente y entendido para edificar el templo del Señor y un palacio real.


Ellos nos respondieron: «Somos siervos del Dios del cielo y la tierra, y estamos reedificando su templo que fue construido hace muchos siglos por un gran rey de Israel.


Los reprendí y los maldije, e hice azotar a algunos de ellos, y arranqué los cabellos de otros, y ellos prometieron delante de Dios que no permitirían que sus hijos o hijas se casaran con personas que no fueran judías.


»Señor, tú eres el único Dios. Tú has hecho los cielos de los cielos, la tierra y los mares, y todo lo que en ellos hay. Tú das vida a todo cuanto has creado, y todos los ángeles de los cielos te adoran.


Sí, el Señor, que hizo el cielo y la tierra te bendecirá.


Den gracias al Dios del cielo; su gran amor perdura para siempre.


»No usarás el nombre del Señor tu Dios en vano ni en forma irreverente. No dejaré sin castigo a quien se atreva a usar mi nombre sin el debido respeto.


el vecino deberá jurar ante el Señor que no lo ha robado; y el propietario deberá aceptar su palabra, y no se hará restitución por ello.


»Obedezcan todas estas cosas, y recuerden que no deben ni siquiera mencionar el nombre de otro dios.


Y aceptarás para tus hijos a sus hijas, que adoran a otros dioses, y tus hijos me abandonarán, y adorarán a los dioses de sus esposas.


Por mí mismo he jurado y jamás me retractaré, porque mi palabra es verdad, anuncio que toda rodilla en el mundo se doblará ante mí, y toda lengua jurará lealtad a mi nombre.


Escúchenme todos los que forman parte de mi pueblo; ustedes los que juran lealtad al Señor y lo invocan, pero son unos hipócritas y mentirosos.


Sin embargo, vendrán días cuando todos los que invoquen una bendición o presten juramento lo harán al Dios fiel; porque desecharé mi enojo y olvidaré el mal que hicieron.


Háblenles así ustedes a los que adoran otros ídolos: ¡Sus falsos dioses, que no hicieron los cielos ni la tierra, van a parar en nada!


Y si estas naciones paganas aprenden pronto las costumbres de mi pueblo y me tienen por Dios suyo en vez de Baal, cuyo culto enseñaron ellos a mi pueblo, entonces serán fuertes en medio de mi pueblo.


Cásense y tengan hijos e hijas, y luego búsquenles consorte y tengan muchos nietos y nietas. ¡Multiplíquense! ¡No mermen!


y si juras pertenecerme sólo a mí, el Dios viviente, e inicias una vida buena, honrada y limpia, serás testimonio para las naciones del mundo y estas acudirán a mí y servirán también para difundir mi gran fama!


No deben jurar en falso, difamando el nombre de Dios, porque yo soy el Señor.


Acabaré con todos los que se suben a los terrados para rendir homenaje al sol, la luna y las estrellas. Destruiré a todos los que me rinden homenaje a mí, pero al mismo tiempo rinden homenaje al dios Moloc.


que el Señor te maldiga en medio de tu pueblo, y no puedas tener hijos y tu vientre se hinche”. Entonces le pedirá a la mujer que diga: “Sí, así sea”.


La esposa está ligada al esposo mientras este vive; si el esposo muere, puede volver a casarse, con tal que se case con un cristiano.


Temerás, pues, al Señor tu Dios; y lo servirás, lo seguirás, y jurarás solamente por su nombre.


Por esa razón solo al Señor debes rendirle toda honra, servirlo y usar su nombre para respaldar tus juramentos y promesas.


Cuando una persona jura, lo hace apelando a alguien superior a ella misma. Un juramento pone fin a cualquier controversia.


Ahora les ruego que me prometan por el sagrado nombre de su Dios que cuando Jericó sea conquistada respetarán mi vida y la de mi padre, mi madre, mis hermanos y hermanas y la de todas sus familias. ¡Por favor, sálvennos la vida!


ellos se opusieron rotundamente. ―¿Por qué has de casarte con una filistea pagana? ¿Es que no existe en el pueblo de Israel una joven con la que te puedas casar? ―Es que ella es a quien quiero —respondió Sansón—. Tómala para mí.


Y renovó Jonatán su pacto con David por el amor que los unía, porque lo quería tanto como a sí mismo.


―¿Puedes decirme adónde fueron? —preguntó David. Y el joven respondió: ―Si me promete por el nombre de Dios que no me matará ni me devolverá a mi amo, yo lo guiaré hacia donde ellos están.


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