porque nunca he vivido en un templo. Mi hogar siempre ha sido una carpa desde que saqué a Israel de Egipto.
Éxodo 40:34 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Entonces la nube cubrió el santuario, y la gloria del Señor lo llenó. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Entonces una nube cubrió el tabernáculo de reunión, y la gloria de Jehová llenó el tabernáculo. Biblia Nueva Traducción Viviente Entonces la nube cubrió el tabernáculo, y la gloria del Señor llenó el tabernáculo. Biblia Católica (Latinoamericana) Entonces la Nube vino a cubrir la Tienda de las Citas y la Gloria de Yavé llenó la Morada. La Biblia Textual 3a Edicion Entonces la nube cubrió la Tienda de Reunión, y la gloria de YHVH llenó el Tabernáculo. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Entonces la nube cubrió la tienda del encuentro y la gloria de Yahveh llenó el santuario, Biblia Reina Valera Gómez (2023) Entonces una nube cubrió el tabernáculo de la congregación, y la gloria de Jehová llenó el tabernáculo. |
porque nunca he vivido en un templo. Mi hogar siempre ha sido una carpa desde que saqué a Israel de Egipto.
los trompetistas y los cantores comenzaron a alabar y a dar gracias al Señor, acompañados de trompetas, címbalos y demás instrumentos musicales. Y cuando entonaron a una voz el coro: «Den gracias al Señor, porque él es bueno, y su amor y su bondad son para siempre», una nube cubrió el templo del Señor. Debido a esta nube, los sacerdotes no pudieron continuar la ceremonia.
Y la gloria del Señor llenó el templo del Señor de tal manera que los sacerdotes no podían entrar.
Pero en la mañana, el Señor miró desde la nube de fuego a los egipcios, y trastornó su campamento.
Mientras Aarón les hablaba, apareció repentinamente del desierto, de dentro de la nube que los guiaba, la majestuosa gloria del Señor.
Quiero que el pueblo de Israel me haga un santuario donde pueda habitar en medio de ellos.
Allí me reuniré con el pueblo de Israel, y el santuario será santificado por mi gloria.
Cuando él entraba, la columna de nube descendía y cubría la entrada, mientras el Señor le hablaba.
El que es alto y excelso y habita la eternidad, aquel cuyo nombre es santo, dice así: Yo moro en aquel elevado y santo sitio, pero también estoy donde habitan los pobres y los afligidos, y a ellos les doy ánimo y aliento.
¡Qué tremendo canto! Hizo temblar el templo hasta sus cimientos, y súbitamente todo el santuario se llenó de humo.
Luego la magnífica presencia del Señor se alzó desde los querubines, donde estaba asentada, y se trasladó a la puerta del templo. El templo estaba lleno de la magnífica presencia, que se veía como una nube, y el atrio del templo se llenó también del esplendor de la magnífica presencia del Señor.
le dijo el Señor a Moisés: «Adviértele a tu hermano Aarón que no puede entrar en cualquier momento al Lugar Santísimo, que está detrás de la cortina, donde se encuentra el cofre del pacto cubierto con el propiciatorio. El castigo por hacerlo es la muerte. Porque yo mismo estoy presente en la nube que está sobre el propiciatorio.
Haré temblar a todas las naciones y estas desearán venir a este templo trayendo todas sus riquezas. Entonces este lugar resplandecerá y tendrá gran fama porque yo estaré en él. Lo digo yo, el Señor Todopoderoso.
Cuando Moisés entraba en el santuario para hablar con Dios, oía la voz que le hablaba desde encima del propiciatorio que estaba sobre el cofre, entre los dos querubines.
El pueblo de Israel fue adoptado como hijo de Dios. El Señor le mostró su gloria divina; le dio los pactos, la ley, el culto y las promesas.
Entonces, el templo se llenó del humo de la gloria y del poder de Dios; y nadie podía entrar allí mientras los siete ángeles no hubieran terminado de derramar las siete plagas.
Oí entonces que una potente voz gritaba desde el trono: «La casa de Dios está ahora entre los seres humanos, y él vivirá con ellos. Ellos serán su pueblo y Dios mismo estará con ellos, y será su Dios.