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Números 7:89 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

89 Cuando Moisés entraba en el santuario para hablar con Dios, oía la voz que le hablaba desde encima del propiciatorio que estaba sobre el cofre, entre los dos querubines.

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Biblia Reina Valera 1960

89 Y cuando entraba Moisés en el tabernáculo de reunión, para hablar con Dios, oía la voz que le hablaba de encima del propiciatorio que estaba sobre el arca del testimonio, de entre los dos querubines; y hablaba con él.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

89 Cada vez que Moisés entraba en el tabernáculo para hablar con el Señor, Moisés oía la voz que le hablaba de entre los dos querubines que estaban sobre la tapa del arca —el lugar de la expiación— que está sobre el arca del pacto. Desde ahí el Señor le hablaba a Moisés.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

89 Cuando Moisés entraba en la Tienda de las Citas para hablar con El, oía la voz que le hablaba de lo alto del Lugar del Perdón que está sobre el Arca del Testimonio, de entre los dos querubines. Entonces Moisés hablaba con El.

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La Biblia Textual 3a Edicion

89 Y cuando entraba Moisés en la Tienda de Reunión para hablar con ’Elohim, oía la voz que le hablaba de encima del propiciatorio que estaba sobre el Arca del Testimonio, entre los querubines, y le hablaba.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

89 Cuando Moisés entraba en la tienda del encuentro para hablar con Él, oía la voz que le hablaba desde lo alto del propiciatorio que había sobre el arca del testimonio, entre los dos querubines. Desde allí le hablaba.

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Números 7:89
15 Tagairtí Cros  

Dentro del santuario interior, Salomón colocó dos querubines de madera de olivo, cada uno de cuatro metros y medio de alto. Fueron colocados de modo que sus alas extendidas llegaban de pared a pared y se tocaban entre sí al centro de la sala; cada ala tenía dos metros y veinticinco centímetros, de modo que cada querubín medía cuatro metros y medio de ala a ala. Los dos eran idénticos en todas sus dimensiones, y cada uno fue recubierto de oro.


Pastor de Israel, tú que guías a José como a un rebaño; tú que reinas sobre los querubines, ¡escucha mi súplica! ¡Muestra tu poder y resplandeciente gloria!


¡El Señor es rey! ¡Tiemblen las naciones! Él tiene su trono entre querubines: que se estremezca toda la tierra.


Entonces la nube cubrió el santuario, y la gloria del Señor lo llenó.


Moisés no pudo entrar a causa de la nube que estaba allí, y de la gloria del Señor que llenaba el santuario.


El Señor le habló a Moisés desde el santuario,


El primer día del segundo mes del segundo año desde la salida de los israelitas de Egipto, el Señor dio las siguientes instrucciones a Moisés, que se encontraba en el santuario, en el desierto del Sinaí.


Yo descenderé y hablaré contigo allí, y tomaré del Espíritu que hay en ti y lo pondré también en ellos. Ellos te ayudarán a llevar la carga de modo que no tengas que hacer este trabajo solo.


¡Con él hablo cara a cara! ¡Y él ve la mismísima apariencia de Dios! ¿Cómo es que se han atrevido a criticarlo?


Acerquémonos, pues, confiadamente al trono del Dios de amor, para encontrar allí misericordia y gracia en el momento en que las necesitemos.


A ellos se les hizo saber que no se estaban sirviendo a ellos mismos, sino a ustedes. Los profetas hablaban de las cosas que ahora les han anunciado a ustedes los que les predicaron el evangelio con el poder del Espíritu Santo que fue enviado desde el cielo. Los mismos ángeles quisieran contemplar estas cosas.


Entonces mandaron a buscar el cofre del Señor de los cielos, quien está entronado por sobre los querubines. Y los hijos de Elí, Ofni y Finés la acompañaron hasta el campamento.


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