A aquel lugar Jacob le puso Peniel (rostro de Dios), porque dijo: «Vi a Dios cara a cara y me dejó con vida».
Éxodo 33:20 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Pero no podrás ver mi rostro, porque ningún hombre podrá verme y seguir viviendo. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Dijo más: No podrás ver mi rostro; porque no me verá hombre, y vivirá. Biblia Nueva Traducción Viviente Sin embargo, no podrás ver directamente mi rostro, porque nadie puede verme y seguir con vida. Biblia Católica (Latinoamericana) Y agregó Yavé: 'Pero mi cara no la podrás ver, porque no puede verme el hombre y seguir viviendo. La Biblia Textual 3a Edicion Dijo también: No podrás ver mi rostro, pues no me verá el hombre y vivirá. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Y añadió: 'Pero tú no puedes ver mi rostro, pues el hombre no puede verme y seguir después con vida'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Dijo más: No podrás ver mi rostro: porque no me verá hombre, y vivirá. |
A aquel lugar Jacob le puso Peniel (rostro de Dios), porque dijo: «Vi a Dios cara a cara y me dejó con vida».
y vieron al Dios de Israel parado sobre una especie de pavimento hecho con piedras de zafiro, tan puro como el cielo.
Moisés, Aarón, Nadab, Abiú y los setenta ancianos de Israel subieron al monte
Yo soy el Dios de tus padres, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob. Moisés se cubrió el rostro con ambas manos, porque tenía miedo de mirar a Dios.
Entonces dije: «¡Esta es mi muerte! Porque soy un pecador de boca impura, miembro de una raza pecadora, de inmunda boca, y sin embargo he mirado al Rey, al Señor Todopoderoso».
A Dios nadie lo ha visto nunca; pero el Hijo único, que es Dios mismo y siempre está en unión con el Padre, nos ha enseñado cómo es, para que así lo podamos conocer.
y me rogaron: “Hoy nuestro Dios nos ha mostrado su gloria y su grandeza; hemos oído su voz desde el centro del fuego. Ahora sabemos que una persona puede oír a Dios y no morir;
al único inmortal, el que habita en luz tan deslumbrante que ningún humano puede acercársele, y a quien nadie ha visto ni verá jamás. A él sea la honra y el poder para siempre. Amén.
¿Acaso Dios le dijo jamás a un ángel: «Siéntate a mi derecha, hasta que coloque a tus enemigos bajo tus pies»?
Cuando Gedeón comprendió que realmente había sido el ángel del Señor gritó: ―¡Ay, Señor Dios, he visto a tu ángel cara a cara!