Y aquí estoy entre tu pueblo escogido, un pueblo tan numeroso que es imposible contarlo.
Éxodo 19:6 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Y serán un reino de sacerdotes y gente santa”». Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Y vosotros me seréis un reino de sacerdotes, y gente santa. Estas son las palabras que dirás a los hijos de Israel. Biblia Nueva Traducción Viviente Ustedes serán mi reino de sacerdotes, mi nación santa”. Este es el mensaje que debes transmitir a los hijos de Israel». Biblia Católica (Latinoamericana) pero los tendré a ustedes como un reino de sacerdotes, y una nación que me es consagrada. La Biblia Textual 3a Edicion y vosotros me seréis un reino de sacerdotes° y una nación santa.° Estas son las palabras que hablarás a los hijos de Israel. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Vosotros seréis para mí un reino de sacerdotes y una nación santa'. Éstas son las palabras que dirás a los israelitas'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y vosotros me seréis un reino de sacerdotes, y nación santa. Estas son las palabras que dirás a los hijos de Israel. |
Y aquí estoy entre tu pueblo escogido, un pueblo tan numeroso que es imposible contarlo.
porque cuando tú sacaste a nuestros padres de la tierra de Egipto, dijiste a tu siervo Moisés que habías escogido a Israel, de entre todas las naciones de la tierra, para que fuera tu pueblo especial».
Has declarado que tu pueblo Israel te pertenece para siempre, y has llegado a ser su Dios.
la tierra de Judá se convirtió en el santuario de Dios e Israel, en su reino.
Les dijo: «Yo soy el Señor su Dios. Si ustedes prestan atención a mi voz, y me obedecen y hacen lo que es bueno, no los dejaré sufrir las enfermedades que envié sobre los egipcios, porque yo soy el Señor que les da la salud».
»Y por cuanto ustedes son mi pueblo especial, no comerán la carne de ningún animal que haya sido atacado y muerto por una bestia salvaje. Esa carne se la echarán a los perros.
»Además, harás una lámina de oro puro y grabarás en ella: dedicado al Señor, como se hace con un sello.
Otros murieron para que tú vivieras. Yo cambié la vida de ellos por la tuya porque me eres precioso y honorable, y yo te amo.
Ustedes serán llamados sacerdotes del Señor, ministros de Dios. Se nutrirán de los tesoros de las naciones y en sus riquezas se gloriarán todos ustedes.
A los israelitas los llamarán «Pueblo santo» y «Redimidos por el Señor», y a Jerusalén la llamarán «Ciudad deseada» y «Ciudad no abandonada».
Y nombraré a algunos de los que regresen como sacerdotes míos y levitas, dice el Señor.
Como el cinturón se ciñe a la cintura de una persona, hice que Judá e Israel se ciñeran a mí, con la idea de que fueran mi orgullo, lo más valioso para mí, dice el Señor. Eran mi pueblo, quienes le daban fama a mi nombre. Pero se desviaron.
En aquellos días Israel era un pueblo santo, el primogénito de mis hijos. A todos los que lo perjudicaban se les culpaba gravemente, y eran castigados con mucha rigidez.
Lo que les dije fue: ¡Sigan mis instrucciones y yo seré su Dios y ustedes serán mi pueblo; basta que hagan lo que les indico y todo les saldrá bien!
que le dijera al pueblo de Israel: «Sean santos, porque yo, el Señor su Dios, soy santo. »Respeten a su padre y a su madre, y obedezcan mis leyes sobre el descanso, porque yo soy el Señor su Dios.
Yo he prometido darles a ustedes la tierra de ellos. Se la daré para que la posean. Es una tierra de la que fluye leche y miel. »Yo soy el Señor, que hago distinción entre ustedes y las otras naciones.
Sean santos delante de mí, porque yo el Señor soy santo, y los he apartado de las otras naciones para que sean míos.
Pero no pasará tras la cortina ni se acercará al altar, debido a su defecto físico. Si lo hace, contamina mi santuario. Yo soy el Señor que los he consagrado».
«De todos los pueblos de la tierra, los he escogido a ustedes solamente. Es por eso que debo castigarlos mucho más fuerte que a los demás a causa de todas las maldades cometidas por ustedes».
Porque yo prometí desde el día que lo liberé de Egipto que mi Espíritu estaría con ustedes para siempre. De modo que no deben tener miedo ante nada que yo sigo estando con ustedes.
Se presentaron delante de Moisés y Aarón y les dijeron: ―Ya los hemos soportado bastante. Ustedes no son mejores que los demás. Todo israelita es un escogido del Señor, y él está con nosotros: ¿Qué derecho tienen ustedes de ponerse en puestos de mando y de demandar que les obedezcamos, y de actuar como si fueran superiores a los demás israelitas?
Por esto, hermanos, tomando en cuenta el amor que Dios nos tiene, les ruego que cada uno de ustedes se entregue como sacrificio vivo y santo; este es el único sacrificio que a él le agrada.
Dios destruirá al que destruya su templo, porque el templo de Dios, es decir, ustedes, es sagrado.
»No comerás lo que ha muerto de muerte natural. Sin embargo el extranjero puede hacerlo. Puedes dárselo y vendérselo; pero no comas tú de ello, porque tú eres santo delante del Señor tu Dios. »No cocerás el cabrito en la leche de su madre.
y que si lo haces, él te exaltará sobre todas las demás naciones, haciendo que recibas el honor, el elogio y la fama. Pero para alcanzar ese honor y fama debes ser un pueblo santo consagrado al Señor tu Dios, de la manera que él lo pide».
Él te transformará en un pueblo santo, consagrado a él. Esto es lo que ha prometido hacer contigo si le obedeces y andas en sus caminos.
Porque eres una nación santa, consagrada al Señor tu Dios. Él te ha elegido de entre todos los pueblos de la tierra para ser su pueblo escogido.
también ustedes son piedras vivas con las que se está edificando una casa espiritual. Así llegan a ser un sacerdocio santo, para que le ofrezcan a Dios sacrificios espirituales por medio de Jesucristo. Estos sacrificios a él le agradan.
Pero ustedes son una familia escogida, son sacerdotes reales y son una nación santa. Son un pueblo que Dios compró para que anuncien sus obras extraordinarias; él fue quien los llamó de las tinieblas a su luz maravillosa.
y ha hecho de nosotros un reino de sacerdotes al servicio de Dios su Padre, ¡sean eternamente la gloria y el poder! ¡Amén!
Dichosos y santos los que tienen parte en la primera resurrección; la segunda muerte no podrá hacerles daño, serán sacerdotes de Dios y de Cristo y reinarán con él mil años.
Así formaste un reino de sacerdotes que sirven a nuestro Dios y reinarán sobre la tierra».