Micaías respondió: ―Escucha esta otra palabra del Señor: Vi al Señor sentado en su trono, y los ejércitos del cielo que estaban alrededor de él.
Daniel 7:9 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 »Estaba observando, cuando de pronto, fueron puestos tronos y un Anciano cargado de años se sentó para juzgar. Su vestidura era blanca como la nieve, su cabello como la más blanca lana. Se sentó sobre un trono envuelto en llamas con ruedas de fuego ardiente, y Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Estuve mirando hasta que fueron puestos tronos, y se sentó un Anciano de días, cuyo vestido era blanco como la nieve, y el pelo de su cabeza como lana limpia; su trono llama de fuego, y las ruedas del mismo, fuego ardiente. Biblia Nueva Traducción Viviente Observé mientras colocaban unos tronos en su lugar, y el Anciano se sentó a juzgar. Su ropa era blanca como la nieve; su cabello se parecía a la lana más pura. Se sentó sobre un trono ardiente con ruedas en llamas, Biblia Católica (Latinoamericana) Seguía mirando, pusieron unos tronos y un anciano se sentó; su ropa era blanca como la nieve, los cabellos de su cabeza eran como la lana blanca, su trono era de llamas de fuego con ruedas de fuego ardiente. La Biblia Textual 3a Edicion Estuve mirando hasta que fueron puestos tronos, y se sentó un Anciano de días, cuyo vestido era blanco como la nieve, y cuyos cabellos eran como lana purísima. Su trono era de llamas de fuego, y éste tenía ruedas de fuego abrasador. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Seguí mirando y vi que colocaron unos tronos y un anciano se sentó. Su vestido era blanco como la nieve; los cabellos de su cabeza puros como la lana; su trono eran llamas de fuego; sus ruedas eran ascua encendida. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Estuve mirando hasta que fueron puestos unos tronos. Y el Anciano de días se sentó, cuya vestidura era blanca como la nieve, y el cabello de su cabeza como lana pura; su trono era como llama de fuego, y sus ruedas, como fuego ardiente. |
Micaías respondió: ―Escucha esta otra palabra del Señor: Vi al Señor sentado en su trono, y los ejércitos del cielo que estaban alrededor de él.
―El Señor me dijo algo más —agregó Micaías—. Yo vi al Señor sentado en su trono y rodeado por una inmensa multitud de ángeles.
Tus vestiduras exhalan perfume de mirra, áloe y casia. En tus palacios adornados de marfil hay música de arpa para deleite tuyo.
Antes que los montes fueran creados, antes que la tierra fuera formada, tú eras Dios sin principio ni fin.
Tu trono desde el principio se estableció, y tú desde siempre has existido.
¡Yo vi al Señor el año que murió el rey Uzías! Ocupaba un trono sublime, y el templo estaba lleno de su gloria.
Porque nos ha nacido un niño, se nos ha dado un hijo y él tendrá el gobierno sobre su hombro. Estos serán sus títulos de realeza: «Admirable», «Consejero», «Dios poderoso», «Padre eterno», «Príncipe de paz».
Yo estableceré mi trono en Elam, dice el Señor, destruiré a su rey y a sus príncipes.
Entonces vi sobre la cúpula que estaba encima de ellos. Había algo que se parecía a un trono hecho de zafiros azules, y sentado sobre él, alguien con la apariencia de un ser humano.
»Luego seguí viendo en mis visiones nocturnas. Vi la llegada de uno que parecía un hombre ordinario, ¡traído sobre nubes del cielo! Se acercó al Anciano cargado de años y lo llevaron ante él.
hasta que vino el Anciano cargado de años e hizo justicia al pueblo del Dios Altísimo, pues se había cumplido el tiempo para que el pueblo de Dios tomara las riendas del reino.
Pero tú, Belén Efrata, aunque eres sólo un pequeño pueblo de Judá, serás el lugar de donde nacerá el rey que gobernará a Israel. Este rey pertenece a una familia muy antigua y su linaje se remonta hasta tiempos muy lejanos.
Señor, Dios mío, tú eres eterno. Tú, mi Dios santo, no nos dejarás perecer. Yo sé, Señor, que usarás a los babilonios para obrar tu justicia. Tú, Roca mía, los has hecho surgir con mucho poder para castigar nuestro pecado.
Allí Jesús se transfiguró delante de los discípulos. Su rostro se volvió brillante como el sol, y su ropa blanca como la luz.
Tenía el aspecto de un relámpago; y sus vestiduras eran blancas como la nieve.
Su ropa adquirió un color blanco y resplandeciente. ¡Ningún lavador de la tierra habría podido lograr tanta blancura!
Pero, como profeta, sabía que Dios le había prometido bajo juramento que un descendiente suyo se sentaría en el trono que ocupaba.
Él está ahora sentado a la diestra de Dios. Y tal como lo prometió, después de recibir del Padre al Espíritu Santo, lo ha enviado a nosotros. Esto es lo que ustedes han visto y escuchado.
y encontrarme unido a él. No quiero la justicia propia que viene de obedecer la ley, sino la que se obtiene por la fe en Cristo. Esa es la justicia que viene de Dios y está basada en la fe.
al único inmortal, el que habita en luz tan deslumbrante que ningún humano puede acercársele, y a quien nadie ha visto ni verá jamás. A él sea la honra y el poder para siempre. Amén.
Este es el mensaje que Dios nos ha dado para ustedes: Dios es luz y en él no hay tinieblas.
Tenía el pelo blanco como la lana o la nieve, y los ojos penetrantes como llamas de fuego.
Vengan y coman carne de reyes, capitanes, generales famosos, caballos y jinetes, y las carnes de toda clase de personas, grandes y pequeñas, esclavas y libres».
Entonces vi que los que habían recibido la facultad de juzgar se sentaron en tronos. Y vi a las almas de los que habían muerto decapitados por dar testimonio de Jesús y por proclamar la palabra de Dios. Ellos no habían adorado a la bestia ni habían aceptado que los marcaran en la frente o en la mano. Vi que resucitaban y reinaban con Cristo mil años.
Al instante vino sobre mí el Espíritu y vi un trono colocado en el cielo y a alguien sentado en él.