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Apocalipsis 3:8 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

Estoy al tanto de la obra que realizas. No eres muy fuerte, pero me has obedecido y no has negado mi nombre. Por eso te he abierto una puerta que nadie te podrá cerrar.

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Biblia Reina Valera 1960

Yo conozco tus obras; he aquí, he puesto delante de ti una puerta abierta, la cual nadie puede cerrar; porque aunque tienes poca fuerza, has guardado mi palabra, y no has negado mi nombre.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

»Yo sé todo lo que haces y te he abierto una puerta que nadie puede cerrar. Tienes poca fuerza; sin embargo, has obedecido mi palabra y no negaste mi nombre.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Sé lo que vales; he abierto ante ti una puerta que nadie podrá cerrar, pues, por pocas que sean tus fuerzas, has guardado mi palabra y no has renegado de mí.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Yo sé tus obras. He aquí que he puesto° delante de ti una puerta abierta que nadie puede cerrar, porque aunque tienes poco poder, has guardado mi Palabra y no negaste mi nombre.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

'Conozco tus obras. Mira que he dejado ante ti una puerta abierta que nadie puede cerrar; porque, aunque tienes poca fuerza, has guardado mi palabra y no has negado mi nombre.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Yo conozco tus obras: he aquí, he dado una puerta abierta delante de ti, la cual ninguno puede cerrar; porque aún tienes un poco de fuerza, y has guardado mi palabra, y no has negado mi nombre.

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Apocalipsis 3:8
25 Tagairtí Cros  

Porque si tengo mucho, quizá te desconozca y diga: ¿Quién es el Señor? Y si tengo poco, quizá robe y deshonre así tu santo nombre.


Cuando todas estas persecuciones ocurran, recibirán un poco de ayuda, aunque muchos de los que se les unirán no serán sinceros.


Pero negaré delante de los ángeles a aquellos que me nieguen delante de la gente.


Recuerden lo que les dije: “Ningún sirviente es más que su amo”. Así que, si a mí me han perseguido, también a ustedes los perseguirán. Y si han obedecido mis palabras, también obedecerán las de ustedes.


»A los que me diste del mundo les he mostrado quién eres. Ellos eran tuyos y tú me los diste y ellos han obedecido tu palabra.


Sin perder tiempo, reunieron a la iglesia y les informaron de todo lo que Dios había hecho por medio de ellos y les contaron cómo Dios había abierto la puerta de la fe también a los gentiles.


Aquí se me han abierto bastante las puertas para predicar, a pesar de que muchos también están en contra de mí.


Bien, cuando llegué a la ciudad de Troas, el Señor me proporcionó formidables oportunidades para predicar el evangelio de Cristo.


Todo lo puedo en Cristo que me da fortaleza.


Oren también para que Dios nos conceda muchas oportunidades de proclamar el mensaje, pues por ello estoy preso.


El que no se ocupa de los suyos, especialmente de los de su propia familia, ha negado la fe y es peor que un infiel.


He peleado la buena batalla, he llegado al final de la carrera y me he mantenido fiel.


Algunas personas perversas se han infiltrado entre ustedes y afirman que, como Dios es bueno, uno puede hacer lo que se le antoje, y de esa manera niegan a nuestro amo y Señor, Jesucristo. La condenación de ellos hace mucho tiempo está señalada.


Sé bien que vives en la ciudad donde Satanás tiene su trono; sin embargo, te has mantenido fiel a mí y no me negaste ni siquiera cuando en esa ciudad de Satanás llevaban al martirio a Antipas, mi fiel testigo.


Estoy al tanto de la obra que realizas. Me he fijado en tu duro trabajo, en la paciencia que tienes. Sé que no toleras a los malvados y que has examinado cuidadosamente a los que se llaman apóstoles y no lo son, y te has dado cuenta de sus mentiras.


«Vengo pronto. ¡Bendito el que cree las palabras proféticas que están escritas en este libro!».


»Escríbele al ángel de la iglesia en Sardis: Este mensaje te lo envía el que tiene los siete espíritus de Dios y las siete estrellas. Estoy al tanto de la obra que realizas. Tienes fama de estar vivo, pero sé que estás muerto.


Por cuanto me has obedecido y has sido constante, te protegeré de la gran tribulación y tentación que vendrán sobre el mundo para poner a prueba a la humanidad.


Estoy al tanto de la obra que realizas. No eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente!


»Escríbele al ángel de la iglesia en Filadelfia: Este mensaje te lo envía el Santo y Verdadero, el que tiene la llave de David, el que abre y nadie puede cerrar, y cierra y nadie puede abrir.