La muerte me envolvió con sus lazos; y torrentes de maldad se lanzaron poderosos contra mí.
Apocalipsis 17:15 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Además, me dijo el ángel: «Las aguas sobre las que la prostituta está sentada representan pueblos, muchedumbres, naciones y lenguas. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Me dijo también: Las aguas que has visto donde la ramera se sienta, son pueblos, muchedumbres, naciones y lenguas. Biblia Nueva Traducción Viviente Luego el ángel me dijo: «Las aguas donde la prostituta gobierna representan grandes multitudes de cada nación y lengua. Biblia Católica (Latinoamericana) El ángel prosiguió: 'Las aguas que has visto, a cuyo borde está sentada la prostituta, representan pueblos, multitudes y naciones de todos los idiomas. La Biblia Textual 3a Edicion Me dijo: Las aguas que viste, donde se sienta la ramera, son pueblos y multitudes y naciones y lenguas. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Y me añadió: 'Las aguas que viste, junto a las que está asentada la prostituta, son pueblos, multitudes, naciones y lenguas. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y me dijo: Las aguas que viste, donde se sienta la ramera, son pueblos y multitudes y naciones y lenguas. |
La muerte me envolvió con sus lazos; y torrentes de maldad se lanzaron poderosos contra mí.
Tú calmaste el rugido de los mares, el estruendo de las olas, y el tumulto de los pueblos.
El Señor dice: Del norte viene una inundación que cubrirá la tierra de los filisteos, la que destruirá sus ciudades y todo cuanto en ellas hay. Aterrorizados clamarán los hombres más valientes y todo el país sollozará.
¡Oh puerto lleno de riquezas, gran centro mercantil, ya te llegó tu hora, hoy se rompe el hilo del que pende tu vida!
Porque el Señor está destruyendo a Babilonia; ya no se escucha la fuerte voz de ella, y ahora las olas rugientes la ahogan.
Sus raíces penetraban profundamente en la tierra húmeda, crecía en forma exuberante y mandaba sus acequias de agua a todos los árboles en derredor.
Entonces el ángel me ordenó: «Todavía tienes que profetizar de nuevo sobre muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes».
Uno de los siete ángeles que habían vertido las plagas vino a donde yo estaba y me dijo: «Ven para que veas lo que le pasará a la gran prostituta que se sienta sobre las muchas aguas.
y dedicaron al Cordero este nuevo canto: «Eres digno de recibir el pergamino y de romper sus sellos, porque fuiste sacrificado y con tu sangre compraste para Dios un pueblo de entre todos los linajes, pueblos, lenguas y naciones.