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Apocalipsis 17:1 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

1 Uno de los siete ángeles que habían vertido las plagas vino a donde yo estaba y me dijo: «Ven para que veas lo que le pasará a la gran prostituta que se sienta sobre las muchas aguas.

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Biblia Reina Valera 1960

1 Vino entonces uno de los siete ángeles que tenían las siete copas, y habló conmigo diciéndome: Ven acá, y te mostraré la sentencia contra la gran ramera, la que está sentada sobre muchas aguas;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 Uno de los siete ángeles que derramaron las siete copas se acercó y me dijo: «Ven conmigo, y te mostraré la sentencia que recibirá la gran prostituta, que gobierna sobre muchas aguas.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 Entonces vino uno de los siete ángeles de las siete copas y me dijo: 'Ven, que te voy a mostrar el juicio de la famosa prostituta que se sienta al borde de las grandes aguas;'

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 Y vino uno de los siete ángeles que tienen las siete copas y habló conmigo, diciendo: Ven, te mostraré la sentencia contra° la gran ramera que está sentada sobre muchas aguas,°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 Vino uno de los siete ángeles que tenían las siete copas y me habló diciendo: 'Ven, voy mostrarte el juicio contra la gran prostituta, la que está asentada junto a aguas caudalosas.

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Apocalipsis 17:1
20 Tagairtí Cros  

¡Oh Jerusalén, que fuiste mi fiel esposa, ahora eres una ramera! ¡Corres tras otros dioses! Fuiste «La Ciudad de la Justicia», pero hoy eres guarida de asesinos.


Pero ustedes, ¡vengan acá, hijos de brujas, descendientes de adúlteros y prostitutas!


Desde hace mucho se desligaron de todo lo que los unía a mí. Desafiantes, no quisieron seguir mis instrucciones. Sobre cada colina y debajo de cada árbol se han postrado ante los ídolos.


¡Oh puerto lleno de riquezas, gran centro mercantil, ya te llegó tu hora, hoy se rompe el hilo del que pende tu vida!


Sus raíces penetraban profundamente en la tierra húmeda, crecía en forma exuberante y mandaba sus acequias de agua a todos los árboles en derredor.


Y ellos se decían uno al otro: ―¿No sentíamos como si nuestro corazón ardiera mientras él hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?


Entonces aparecieron dos hombres: eran Moisés y Elías que conversaban con Jesús.


Esta es la revelación que Dios le dio a Jesucristo para que él le muestre a sus servidores los acontecimientos que ocurrirán pronto. Jesucristo se los reveló por medio de un ángel a su siervo Juan.


Y vi aparecer en el cielo una señal grande y maravillosa: siete ángeles a los que se les encomendó la tarea de llevar a la tierra las siete plagas finales, con las cuales la ira de Dios quedaría satisfecha.


La gran ciudad de Babilonia quedó dividida en tres partes, y las ciudades de todo el mundo se desplomaron. ¡Los pecados de la gran Babilonia se agolparon en la memoria de Dios y la ciudad tuvo que sorber como castigo el vino del ardor de su ira!


Después de esto vi que desde el cielo descendía otro ángel que, cubierto de gran autoridad, iluminó la tierra con su resplandor,


porque juzga con justicia y verdad. Ha castigado a la gran prostituta que corrompía la tierra con sus pecados, y ha vengado la sangre de sus siervos que ella derramó».


Y el ángel me pidió que escribiera lo siguiente: «Dichosos los que están invitados a la fiesta de bodas del Cordero». Y me dijo: «Este es un mensaje verdadero de Dios».


El ángel traía en la mano una vara de oro para medir la ciudad, sus puertas y sus murallas.


Entonces uno de los siete ángeles que habían derramado las copas que contenían las siete últimas plagas, vino y me dijo: «Ven y te presentaré a la novia, la esposa del Cordero».


Al levantar la vista, contemplé en el cielo una puerta abierta; y la voz que había escuchado antes, estridente como toque de trompeta, me dijo: «Sube acá y te mostraré lo que va a ocurrir después de esto».


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