Bíobla ar líne

Fógraí


An Bíobla ar fad Sean-Tiomna Tiomna Nua




2 Reyes 3:10 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

―¿Qué haremos? —preguntó el rey de Israel—. El Señor nos ha traído aquí para que el rey de Moab nos derrote.

Féach an chaibidil
Taispeáin Interlinear Bible

Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

Entonces el rey de Israel dijo: ¡Ah! que ha llamado Jehová a estos tres reyes para entregarlos en manos de los moabitas.

Féach an chaibidil

Biblia Nueva Traducción Viviente

—¿Qué haremos ahora? —clamó el rey de Israel—. El Señor nos ha traído a los tres aquí para que el rey de Moab nos derrote.

Féach an chaibidil

Biblia Católica (Latinoamericana)

Entonces el rey de Israel dijo: '¡Ay, ay! ¡Yavé ha reunido a estos tres reyes para entregarlos en las manos de Moab!'

Féach an chaibidil

La Biblia Textual 3a Edicion

Entonces el rey de Israel dijo: ¡Ay! ¡YHVH ha traído a estos tres reyes para entregarlos en manos de Moab!

Féach an chaibidil

Biblia Serafín de Ausejo 1975

Exclamó entonces el rey de Israel: '¡Ay! Parece que Yahveh ha convocado a estos tres reyes para entregarlos en manos de Moab'.

Féach an chaibidil

Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Entonces el rey de Israel dijo: ¡Ah! que Jehová ha llamado a estos tres reyes para entregarlos en manos de los moabitas.

Féach an chaibidil
Aistriúcháin eile



2 Reyes 3:10
8 Tagairtí Cros  

Caín le dijo al Señor: ―Ese castigo es más de lo que puedo soportar.


Pero Josafat, rey de Judá, preguntó: ―¿No hay aquí algún profeta del Señor con nosotros? Si lo hay, podemos preguntarle qué hemos de hacer. ―Eliseo hijo de Safat, que era siervo de Elías, vive cerca de aquí —respondió uno de los oficiales del rey de Israel.


Salieron los reyes de Israel y Judá con el rey de Edom y dieron un rodeo a través del desierto durante siete días; pero no había agua para los hombres ni para los animales de carga.


Eliseo aún estaba diciendo esto cuando llegó el mensajero (seguido por el rey). ―El Señor ha causado toda esta aflicción —dijo el rey—. ¿Por qué he de esperar ayuda de él?


Por su propia necedad el hombre puede echar a perder su vida y luego echarle la culpa al Señor.


Porque tus hijos, sin fuerzas, están tirados por las calles, indefensos como venados atrapados en la red. Contra ti ha derramado el Señor su furia y reprensión.


Mi pueblo será llevado cautivo, claudicante, fatigado y hambriento. Y llevados del hambre, en su desvarío sacudirán el puño contra el cielo y maldecirán a su rey y a su Dios.