―¿Por qué te atreviste a matar al ungido de Dios? —le preguntó David.
1 Samuel 26:9 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 ―No —dijo David—, porque nadie puede quedar impune si ataca al ungido del Señor. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Y David respondió a Abisai: No le mates; porque ¿quién extenderá su mano contra el ungido de Jehová, y será inocente? Biblia Nueva Traducción Viviente —¡No! —dijo David—. No lo mates. Pues ¿quién quedará inocente después de atacar al ungido del Señor? Biblia Católica (Latinoamericana) Pero David respondió a Abisaí: '¡No lo hieras! ¿Quién podría poner su mano en el ungido de Yavé y quedar sin castigo?' La Biblia Textual 3a Edicion Pero David respondió a Abisai: No lo mates, porque ¿quién extenderá su mano contra el ungido de YHVH y quedará impune? Biblia Serafín de Ausejo 1975 Pero David respondió a Abisay: 'No lo mates; pues ¿quién que haya puesto su mano sobre el ungido de Yahveh puede permanecer impune?'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y David respondió a Abisai: No le mates; porque ¿quién extenderá su mano contra el ungido de Jehová, y será inocente? |
―¿Por qué te atreviste a matar al ungido de Dios? —le preguntó David.
―Tú mismo te declaraste culpable al confesar que diste muerte al ungido del Señor.
―No hables de esa manera —exclamó David—. Este no es día para castigar, sino día de celebración. Una vez más soy el rey de Israel.
He cumplido tus mandatos y no he imitado a los hombres crueles y perversos.
¡Ten compasión de mí, oh Dios, ten compasión de mí; pues en ti confío! Bajo la sombra de tus alas me esconderé hasta que pase la tormenta.
o si le hiciera daño a un amigo, o si a mi enemigo le quitaran sin razón lo que es suyo.
Entonces Samuel tomó una redoma de aceite de oliva y lo derramó sobre la cabeza de Saúl, lo besó en la mejilla y le dijo: ―Hago esto porque el Señor te ha señalado para que seas el rey de su pueblo, de Israel.
Ahora, díganme mientras estoy delante del Señor y delante de su ungido: ¿He robado a alguien un buey o un burro? ¿He defraudado alguna vez a alguno de ustedes? ¿Los he oprimido alguna vez? ¿He recibido soborno de alguien? Díganmelo y rectificaré todo lo malo que haya hecho.
―Dios ha vuelto a poner a tu enemigo en tus manos —susurró Abisay—. Déjame que lo atraviese con su lanza. Lo clavaré en tierra con ella y no necesitaré darle un segundo golpe.