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1 Samuel 26:10 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

10 Dios le dará muerte algún día, o morirá en una batalla o de vejez.

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Biblia Reina Valera 1960

10 Dijo además David: Vive Jehová, que si Jehová no lo hiriere, o su día llegue para que muera, o descendiendo en batalla perezca,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

10 Seguro que el Señor herirá a Saúl algún día, o morirá de viejo o en batalla.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 David le dijo además: 'Por Dios, Yavé mismo lo castigará; o bien morirá porque ese será el día, o bien morirá en el combate.

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 Y agregó David: ¡Vive YHVH que YHVH mismo tendrá que herirlo, o le vendrá su día de morir, o bajará a la batalla y perecerá!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 Y añadió David: 'Por vida de Yahveh, que ha de ser Yahveh quien lo mate; cuando llegue su día morirá, o tal vez perezca al entrar en combate.

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1 Samuel 26:10
23 Tagairtí Cros  

Cuando se le acercaba el momento de la muerte, llamó a su hijo José y le dijo: ―Júrame solemnemente que harás lo que te voy a pedir. ¡Si de veras me amas, por favor, no me entierres en Egipto!


»Si el hombre muere, ¿volverá a vivir? Este pensamiento me da esperanza, de modo que en mi angustia ansiosamente aguardo la dulce muerte.


Brevísima vida has concedido al hombre; no le das más que unos meses. No puede tener ni una pequeña prórroga de vida.


»¡Cuánto ha de batallar la humanidad! Prolongada y penosa es la vida del hombre, como vida de esclavo.


Sólo un breve tiempo, y los malvados desaparecerán. Inútilmente los buscarán.


Pero el Señor se ríe de quienes traman contra los justos, pues sabe que para aquellos viene el día del juicio.


Dios ha hecho que los pecados de los malvados se vuelvan contra ellos mismos. Él los destruirá por sus pecados. El Señor nuestro Dios los destruirá.


Tiempo de nacer; Tiempo de morir; Tiempo de plantar; Tiempo de cosechar;


¿No creen ustedes que Dios hará justicia a los que él ha escogido y que claman a él día y noche? ¿Se tardará él en responderles?


Queridos hermanos, nunca tomen venganza sino déjensela a Dios, porque así está escrito: «A mí me corresponde vengarme. Yo le daré su pago a cada quien, dice el Señor».


Luego el Señor dijo a Moisés: «Ha llegado el momento en que debes morir. Llama a Josué y entra en el santuario para que pueda darle las instrucciones». Moisés y Josué entraron y estuvieron de pie delante del Señor.


Mía es la venganza y la retribución, porque a su tiempo su pie resbalará. El día de la condenación de sus enemigos está cerca; es segura e inminente”.


Sabemos que el Señor dijo: «Yo soy el que se vengará; yo pagaré». Y también dijo: «El Señor juzgará a su pueblo».


Y como está establecido que los seres humanos mueran una sola vez y después que venga el juicio,


Por tanto, ¡en un solo día caerán sobre ella peste, llanto y hambre, y al final la consumirá el fuego! ¡Poderoso es el Señor Dios que la juzga!».


Que el Señor juzgue entre nosotros. Quizás te castigará por lo que estás tratando de hacerme, pero yo jamás te haré daño alguno.


Que el Señor juzgue entre nosotros y que castigue a cualquiera de los dos que sea culpable. Él es mi abogado y mi defensor, y él me rescatará de tu poder.


Señor, puesto que el Señor te ha impedido cometer un asesinato y tomar venganza por tus propias manos, te ruego por el Señor y por tu propia vida también que sean malditos como Nabal todos tus enemigos.


y Nabal tuvo un ataque que lo dejó paralizado por diez días. Luego murió porque el Señor lo hirió, y Nabal murió.


Cuando David oyó que Nabal había muerto, dijo: «Alabado sea el Señor, porque ha pagado a Nabal por su insulto y ha impedido que yo lo haga por mí mismo. Ya ha recibido su castigo por sus pecados». David no perdió tiempo y envió mensajeros a Abigaíl pidiéndole que fuera su esposa.


El rogó a su escudero: «Mátame con tu espada antes que estos paganos filisteos me capturen y me torturen». Pero como su escudero tenía miedo también, no quiso hacerlo. Entonces Saúl tomó su propia espada y se arrojó contra la punta de su hoja de modo que lo atravesó.


Así es que Saúl, su escudero, sus tres hijos y muchos de sus soldados murieron el mismo día.


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