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1 Samuel 24:9 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

gritó: ―¿Por qué prestas atención a los que dicen que trato de hacerte daño? Este mismo día comprenderás que no es cierto. El Señor te puso a mi merced aquí en la cueva, y algunos de mis hombres me dijeron que te diera muerte, pero yo no quise, porque me dije: “Jamás le haré daño alguno a mi señor porque es el ungido del Señor”.

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Biblia Reina Valera 1960

Y dijo David a Saúl: ¿Por qué oyes las palabras de los que dicen: Mira que David procura tu mal?

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Entonces le gritó a Saúl: —¿Por qué le hace caso a la gente que dice que quiero hacerle daño?

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Biblia Católica (Latinoamericana)

David a su vez se paró también, salió de la caverna y se puso a gritar detrás de Saúl: '¡Señor rey!' Saúl se dio vuelta y David se postró con la cara contra el suelo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

En seguida dijo David a Saúl: ¿Por qué escuchas palabras de hombres que dicen: He aquí, David procura tu mal?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

David se levantó a continuación, salió de la cueva y empezó a gritar tras de Saúl: '¡Mi señor, el rey!'. Saúl volvió la vista atrás y David se inclinó rostro en tierra y se postró.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y dijo David a Saúl: ¿Por qué oyes las palabras de los que dicen: Mira que David procura tu mal?

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1 Samuel 24:9
19 Tagairtí Cros  

No toleraré a nadie que en secreto calumnie a su prójimo; y no permitiré la vanidad ni el orgullo.


Cuando sus dirigentes sean lanzados desde un precipicio, sabrán que mis palabras eran bien intencionadas.


El hombre perverso provoca peleas, el chismoso aleja a los mejores amigos.


El malvado escucha los labios malvados, el mentiroso hace caso a la lengua maliciosa.


Los chismes son como delicioso bocado, pero penetran hasta lo más profundo del ser.


Tan cierto como que el viento del norte trae lluvia, las malas lenguas traen miradas de enojo.


La lengua mentirosa odia a sus víctimas, la boca aduladora causa la ruina.


Si el gobernante presta atención a las mentiras todos sus oficiales se corrompen.


Entonces Jeremías planteó la cuestión de su encarcelamiento: ―¿Qué hice yo para merecer esto? —le preguntó al rey—. ¿Qué delito he cometido? Dime lo que haya hecho contra ti, tus oficiales o el pueblo.


»No acusen falsamente de algún delito a su prójimo, porque yo soy el Señor.


La lengua es como un fuego, un mundo de maldad. Es uno de nuestros órganos y contamina todo el cuerpo; y encendida por el infierno, prende fuego a todo el curso de la vida.


David entonces huyó de Nayot de Ramá y se unió con Jonatán. ―¿Qué he hecho? —exclamó—. ¿Por qué está tu padre tan decidido a matarme?


En cuanto se fue, David salió de su escondite detrás de la roca, se inclinó tres veces y se puso rostro en tierra. Luego se abrazaron al tiempo que lloraban, especialmente David.


David le gritó: ―Señor mío y rey mío. Saúl miró, y David, haciéndole una reverencia,


¿Por qué me persigues? ¿Qué he hecho? ¿Cuál es mi delito?


Si es el Señor el que te ha incitado en mi contra, que acepte mi ofrenda de paz. Pero si son hombres los que lo han hecho, que el Señor los maldiga, porque se me ha sacado de mi hogar para que, en vez de estar con el pueblo del Señor, me encuentre lejos donde adoran a dioses paganos.