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1 Samuel 26:19 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

19 Si es el Señor el que te ha incitado en mi contra, que acepte mi ofrenda de paz. Pero si son hombres los que lo han hecho, que el Señor los maldiga, porque se me ha sacado de mi hogar para que, en vez de estar con el pueblo del Señor, me encuentre lejos donde adoran a dioses paganos.

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Biblia Reina Valera 1960

19 Ruego, pues, que el rey mi señor oiga ahora las palabras de su siervo. Si Jehová te incita contra mí, acepte él la ofrenda; mas si fueren hijos de hombres, malditos sean ellos en presencia de Jehová, porque me han arrojado hoy para que no tenga parte en la heredad de Jehová, diciendo: Ve y sirve a dioses ajenos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

19 Pero ahora que mi señor el rey escuche a su siervo. Si el Señor lo ha incitado en mi contra, entonces que él acepte mi ofrenda. Pero si esto es solo un plan humano, entonces que los que estén involucrados sean malditos por el Señor. Pues me han expulsado de mi hogar, y ya no puedo vivir entre el pueblo del Señor y han dicho: “Ve, rinde culto a dioses paganos”.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

19 Por favor, señor, oiga bien las palabras de su servidor. Si fue Yavé quien te incitó contra mí, le presentaré una ofrenda para apaciguarlo. Pero si son los hombres, que Yavé los maldiga, porque ahora me han echado de la heredad de Yavé, tal como si dijeran: ¡Anda y sirve a otros dioses!

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La Biblia Textual 3a Edicion

19 Ahora pues, ruego a mi señor el rey que escuche las palabras de su siervo. Si es YHVH quien te ha incitado contra mí, respire aplacado° el olor de una ofrenda; pero si son los hombres, ¡malditos sean ante YHVH!, pues me han desterrado hoy, privándome de participar en la heredad de YHVH, al decir: ¡Vete a servir a otros dioses!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

19 Ahora, pues, que mi señor, el rey, se digne escuchar las palabras de su siervo. Si es Yahveh quien te excita contra mí, que acepte el olor de una ofrenda; pero si son los hombres, malditos sean ellos ante Yahveh, porque me expulsan hoy para que no tenga parte en la heredad de Yahveh, como si me dijeran: 'Vete a servir a dioses extranjeros'.

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1 Samuel 26:19
32 Tagairtí Cros  

Entonces Judá se adelantó y dijo: ―Déjeme decirle algo. Tenga paciencia conmigo por un momento, porque sé que usted puede condenarme en un instante, como si fuera el mismo faraón.


Al Señor le agradó mucho el olor de los sacrificios, y se dijo a sí mismo: «Nunca más volveré a maldecir la tierra por culpa de la humanidad, pues todos los seres humanos están inclinados hacia el mal desde que son niños. ¡Jamás volveré a destruir a los seres vivos, como lo hice en esta ocasión!


―No —dijo el rey—. Si el Señor le ha permitido que me maldiga, ¿quién soy yo para oponerme?


Mi propio hijo está tratando de matarme, y este benjaminita solamente me maldice. Déjenlo tranquilo, porque sin duda el Señor le ha dicho que lo haga.


Usted esta destruyendo una ciudad antigua y pacífica, leal a Israel. ¿Destruirá lo que es del Señor?


David les preguntó: ―¿Qué puedo hacer por ustedes, para librarnos de esta culpa y para pedirles a ustedes que clamen a Dios que nos bendiga?


Una vez más la ira del Señor se encendió contra Israel, e incitó a David a hacer un censo nacional.


“¿Cómo lo harás?”, le preguntó el Señor, y él respondió: “Yo iré como un espíritu mentiroso y hablaré por boca de sus profetas”. Y el Señor dijo: “Eso está bien; ve, porque tú lo lograrás”.


Satanás se levantó contra Israel, pues incitó a David a hacer un censo.


¡Ay de mí, que soy extranjero en Mésec, que he acampado entre las tiendas de Cedar!


Que él te conceda lo que tu corazón anhela y haga realidad todos tus planes.


Jamás ofendas al esclavo delante de su amo, o él te maldecirá y sufrirás las consecuencias.


Se llenarán de suprema alegría porque de todo el mundo vendrán a Jerusalén mercaderes trayendo riquezas de muchas tierras.


Haré que sus ciudades queden desiertas, destruiré los lugares de adoración, y no responderé a sus ofrendas de incienso.


Pueden casarse con quienes quieran, siempre que sea dentro de su tribu. De esta manera, ninguna parte de la tierra de su tribu pasará a otra tribu, ya que la tierra debe pertenecer permanentemente a la tribu a la que fue asignada en el principio.


De este modo, la tierra no pasará de una tribu a otra».


Y si tu hermano se entristece por lo que comes, sería una falta de amor persistir en hacerlo: No permitas que por tu comida se pierda aquel por quien Cristo murió.


¡Ojalá que esos que los andan confundiendo a ustedes se castraran de una vez!


no le escuches. Porque el Señor te está probando para saber si lo amas realmente con toda tu mente y corazón y con todo tu ser.


Alejandro el herrero me ha hecho mucho daño. Que el Señor lo castigue.


Al día siguiente Dios hizo que un espíritu malo atormentara a Saúl, y comenzó a delirar como un loco. David trató de tranquilizarlo tocando el arpa como lo hacía antes. Pero Saúl, que blandía su lanza,


gritó: ―¿Por qué prestas atención a los que dicen que trato de hacerte daño? Este mismo día comprenderás que no es cierto. El Señor te puso a mi merced aquí en la cueva, y algunos de mis hombres me dijeron que te diera muerte, pero yo no quise, porque me dije: “Jamás le haré daño alguno a mi señor porque es el ungido del Señor”.


―Señor, yo cargo con toda la culpa en esto —dijo postrada a sus pies—. Te ruego que escuches lo que quiero decirte.


Pero David se dijo: «Algún día Saúl me va a encontrar y me dará muerte, por lo tanto me iré a territorio de los filisteos hasta que Saúl deje de buscarme. Sólo así volveré a tener seguridad».


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