Cuando Raquel se dio cuenta de que no podía tener hijos, sintió envidia de su hermana, y le dijo a Jacob: ―¡Dame un hijo, o me muero!
1 Samuel 1:10 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Ella estaba profundamente angustiada y clamaba con amargura mientras oraba al Señor. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 ella con amargura de alma oró a Jehová, y lloró abundantemente. Biblia Nueva Traducción Viviente Ana, con una profunda angustia, lloraba amargamente mientras oraba al Señor Biblia Católica (Latinoamericana) Muy apenada rezó a Yavé sin dejar de llorar;' La Biblia Textual 3a Edicion ella, con amargura de alma, suplicó a YHVH y lloró efusivamente. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Ella, llena de amargura, se puso a orar a Yahveh entre sollozos Biblia Reina Valera Gómez (2023) ella con amargura de alma oró a Jehová, y lloró abundantemente. |
Cuando Raquel se dio cuenta de que no podía tener hijos, sintió envidia de su hermana, y le dijo a Jacob: ―¡Dame un hijo, o me muero!
Cuando llegaron a la era de Hatad, que está al otro lado del Jordán, tuvieron un servicio fúnebre grande y solemne. Allí José guardó siete días de luto por su padre.
Pronto llegaron ellos, llorando a gritos. Entonces el rey y sus oficiales lloraron juntamente con ellos.
Usted conoce a su padre y a sus hombres. Bien sabe que son guerreros poderosos, y probablemente se encuentran tan enfurecidos como una osa a quien le han quitado sus ositos. Además, su padre es un guerrero de experiencia y no creo que vaya a pasar la noche junto con el pueblo.
«Por favor, Señor, recuerda que siempre he tratado de obedecerte y agradarte en todo lo que hago». Y rompió a llorar.
»¡Estoy harto de esta vida! Dejen que dé rienda suelta a mis quejas. Hablaré en mi dolor y en mi amargura.
»¡Ay, déjame expresar mi angustia. Que dé rienda suelta a la amargura de mi alma!
Confía en mí en tus tribulaciones para que yo te libre y puedas darme la gloria.
Cuando me llame, yo responderé; estaré con él en la angustia, lo libraré y lo honraré.
Cada corazón conoce su propia amargura, y ningún extraño puede compartir su alegría.
¿Pero qué puedo decir? Pues él mismo es quien envió esta enfermedad. Por la amargura de mi alma, el sueño huyó de mí.
Porque el Señor te ha llamado para que dejes tu dolor, joven esposa abandonada por tu marido.
¿Seguirán negándose a escuchar? Entonces mi corazón adolorido llorará en la soledad a causa de su terco orgullo. Se me llenarán de lágrimas los ojos porque el rebaño del Señor será llevado como esclavo lejos de su tierra.
¡No lloren la muerte de Josías! ¡Lloren más bien por los que son llevados cautivos! Porque jamás volverán a ver su país natal.
El Señor ha llenado mi vida de tristeza y vivo amargado y dolorido todo el tiempo.
Estaba tan angustiado, que se puso a orar con más intensidad, y su sudor caía a tierra como grandes gotas de sangre.
Cuando Cristo estaba en la tierra, con voz fuerte y muchas lágrimas ofreció ruegos y súplicas a Dios, quien podía librarlo de la muerte. Y Dios escuchó sus oraciones en virtud de su ferviente deseo de obedecer a Dios.
Los caudillos de Israel se reunieron en Betel y se sentaron delante del Señor hasta la tarde y lloraron amargamente.
Pero ella contestaba: ―No me llamen Noemí. Llámenme Mara (Noemí significa “dulce”; Mara significa “amarga”), porque el Todopoderoso me ha dado gran amargura.
E hizo este voto: «Oh Señor, Dios Todopoderoso, si miras mi dolor y respondes a mi oración dándome un hijo, yo te lo devolveré y será tuyo por toda su vida, y jamás será cortado su cabello».
Una tarde en Siló, después de la cena, Ana fue al santuario. Elí el sacerdote estaba sentado en el lugar acostumbrado junto a la entrada.