Todos regresaron con Salomón a Jerusalén, celebrando gozosamente y con mucho alboroto.
1 Reyes 1:41 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Cuando Adonías y sus invitados estaban terminando su banquete, oyeron la conmoción y los gritos. ―¿Qué es lo que pasa? —preguntó Joab—. ¿Por qué hay tanto alboroto en la ciudad? Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Y lo oyó Adonías, y todos los convidados que con él estaban, cuando ya habían acabado de comer. Y oyendo Joab el sonido de la trompeta, dijo: ¿Por qué se alborota la ciudad con estruendo? Biblia Nueva Traducción Viviente Adonías y sus invitados escucharon la celebración y los gritos casi al terminar el banquete. Cuando Joab oyó el sonido del cuerno de carnero, preguntó: «¿Qué está pasando? ¿Por qué hay tanto alboroto en la ciudad?». Biblia Católica (Latinoamericana) Adonías y todos sus invitados escucharon el eco cuando terminaban su banquete. Joab oyó el sonido del cuerno: '¿Por qué, dijo, ese bullicio de una ciudad en fiesta?' La Biblia Textual 3a Edicion Y Adonías y todos los huéspedes que estaban con él oyeron eso cuando terminaron de comer. Y cuando Joab oyó el sonido del shofar, dijo: ¿Por qué hay tanto bullicio y tanto alboroto en la ciudad? Biblia Serafín de Ausejo 1975 Adonías y sus convidados lo oyeron cuando acababan de comer. Al oír Joab el son de la trompeta, dijo: '¿Qué significa ese estrépito de la ciudad?'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y lo oyó Adonías, y todos los invitados que con él estaban, cuando ya habían acabado de comer. Y oyendo Joab el sonido de la trompeta, dijo: ¿Por qué se alborota la ciudad con estruendo? |
Todos regresaron con Salomón a Jerusalén, celebrando gozosamente y con mucho alboroto.
Y mientras aún hablaba, Jonatán, el hijo del sacerdote Abiatar, llegó corriendo. ―¡Pasa! —le dijo Adonías—. Tú eres un buen hombre, y debes tener buenas noticias.
Cuando Josué oyó el bullicio del pueblo que gritaba, le dijo a Moisés: ―Suena como si estuvieran preparándose para la guerra.
La risa puede ocultar un corazón adolorido, pero cuando acaba la risa, queda el dolor.
Los principales sacerdotes y los demás jefes judíos vieron aquellos sorprendentes milagros; y cuando escucharon a los niños que gritaban en el templo: «¡Viva el Hijo de David!», se perturbaron y se llenaron de indignación. Entonces le dijeron a Jesús:
Cuando estaban a punto de matarlo, alguien le avisó al jefe de la guarnición romana que la ciudad de Jerusalén estaba alborotada.