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1 Reyes 1:41 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

41 Cuando Adonías y sus invitados estaban terminando su banquete, oyeron la conmoción y los gritos. ―¿Qué es lo que pasa? —preguntó Joab—. ¿Por qué hay tanto alboroto en la ciudad?

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Biblia Reina Valera 1960

41 Y lo oyó Adonías, y todos los convidados que con él estaban, cuando ya habían acabado de comer. Y oyendo Joab el sonido de la trompeta, dijo: ¿Por qué se alborota la ciudad con estruendo?

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Biblia Nueva Traducción Viviente

41 Adonías y sus invitados escucharon la celebración y los gritos casi al terminar el banquete. Cuando Joab oyó el sonido del cuerno de carnero, preguntó: «¿Qué está pasando? ¿Por qué hay tanto alboroto en la ciudad?».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

41 Adonías y todos sus invitados escucharon el eco cuando terminaban su banquete. Joab oyó el sonido del cuerno: '¿Por qué, dijo, ese bullicio de una ciudad en fiesta?'

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La Biblia Textual 3a Edicion

41 Y Adonías y todos los huéspedes que estaban con él oyeron eso cuando terminaron de comer. Y cuando Joab oyó el sonido del shofar, dijo: ¿Por qué hay tanto bullicio y tanto alboroto en la ciudad?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

41 Adonías y sus convidados lo oyeron cuando acababan de comer. Al oír Joab el son de la trompeta, dijo: '¿Qué significa ese estrépito de la ciudad?'.

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1 Reyes 1:41
13 Tagairtí Cros  

Todos regresaron con Salomón a Jerusalén, celebrando gozosamente y con mucho alboroto.


Y mientras aún hablaba, Jonatán, el hijo del sacerdote Abiatar, llegó corriendo. ―¡Pasa! —le dijo Adonías—. Tú eres un buen hombre, y debes tener buenas noticias.


el triunfo del malvado ha sido breve, y efímero el gozo del impío.


Cuando Josué oyó el bullicio del pueblo que gritaba, le dijo a Moisés: ―Suena como si estuvieran preparándose para la guerra.


La risa puede ocultar un corazón adolorido, pero cuando acaba la risa, queda el dolor.


Los principales sacerdotes y los demás jefes judíos vieron aquellos sorprendentes milagros; y cuando escucharon a los niños que gritaban en el templo: «¡Viva el Hijo de David!», se perturbaron y se llenaron de indignación. Entonces le dijeron a Jesús:


Cuando estaban a punto de matarlo, alguien le avisó al jefe de la guarnición romana que la ciudad de Jerusalén estaba alborotada.


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