No pequen permitiendo que el enojo los controle. Medítenlo cuando por la noche vayan a descansar.
1 Juan 2:1 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Hijitos míos, les digo esto para que no pequen; pero si alguno peca, tenemos un abogado ante el Padre: a Jesucristo el justo. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo. Biblia Nueva Traducción Viviente Mis queridos hijos, les escribo estas cosas, para que no pequen; pero si alguno peca, tenemos un abogado que defiende nuestro caso ante el Padre. Es Jesucristo, el que es verdaderamente justo. Biblia Católica (Latinoamericana) Hijitos míos, les he escrito esto para que no pequen; pero si uno peca, tenemos un defensor ante el Padre, Jesucristo, el Justo. La Biblia Textual 3a Edicion Hijitos° míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno peca, Paracleto° tenemos ante el Padre: a Jesús el Mesías, el justo, Biblia Serafín de Ausejo 1975 Hijitos míos, os escribo esto para que no pequéis. Pero si alguno peca, abogado tenemos ante el Padre: a Jesucristo, el justo. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo. |
No pequen permitiendo que el enojo los controle. Medítenlo cuando por la noche vayan a descansar.
Y si tú le aconsejas a un justo que se mantenga fiel en su justicia, él será libre de castigo y tú también por haber hecho lo correcto».
¡Regocíjate grandemente, pueblo mío! ¡Grita de alegría, Jerusalén! ¡Tu rey viene montado sobre un burrito! ¡Es un rey justo y humilde, y viene a salvarte!
»Mi Padre me ha entregado todas las cosas. Nadie sabe quién es el Hijo, sino el Padre; y nadie sabe quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar».
así como el Padre me conoce a mí y yo lo conozco a él, y doy mi vida por las ovejas.
»Mis queridos hijos, ya me queda poco tiempo con ustedes, y lo que les dije a los judíos ahora se los digo a ustedes. Me buscarán, pero a donde yo voy, ustedes no pueden ir.
Y yo le pediré al Padre, y él les enviará otro Consolador para que siempre esté con ustedes.
Jesús le contestó: ―Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie puede llegar al Padre si no es por mí.
Jesús les preguntó: ―Muchachos, ¿tienen algo de comer? ―No —contestaron ellos.
Jesús encontró después al hombre en el templo y le dijo: ―Mira, ahora ya estás sano. No vuelvas a pecar porque te puede ocurrir algo peor.
»Yo tengo un testimonio mayor que el de Juan, pues lo que el Padre me ha encomendado hacer es lo que estoy haciendo y es lo que demuestra que el Padre me ha enviado.
No trabajen por la comida que se acaba. Trabajen más bien por la comida que permanece y da vida eterna, que es la comida que el Hijo del hombre les dará. Sobre él ha puesto Dios el Padre su sello de aprobación.
Ella dijo: ―Nadie, Señor. ―Yo tampoco te condeno. Vete y no vuelvas a pecar.
¿A cuál de los profetas no persiguieron sus antepasados, que hasta mataron a los que predijeron la venida del Justo, que ustedes acaban de traicionar y asesinar?
Pues si cuando éramos enemigos nos reconcilió con él mismo por la muerte de su Hijo, ¡cómo no ha de salvarnos ahora por su vida!
Entonces, como ya no vivimos bajo la ley sino bajo la gracia de Dios, ¿podemos pecar? ¡Claro que no!
¿Quién nos condenará? Cristo fue el que murió y volvió a la vida, el que está en el lugar de honor junto a Dios, intercediendo por nosotros.
Despierten y no pequen más, porque algunos de ustedes no conocen a Dios. Para avergonzarlos les digo eso.
Dios tomó a Cristo, que no tenía pecado, y puso sobre él nuestros pecados, para declararnos justos por medio de Cristo.
Hijitos míos, ¡de nuevo sufro dolores de parto hasta que Cristo se forme en ustedes!
Porque, gracias a él, judíos y no judíos podemos acercarnos al Padre con la ayuda de un mismo Espíritu.
Si se enojan, no cometan el pecado de dejar que el enojo les dure todo el día.
Hay un solo Dios y un solo mediador entre Dios y los seres humanos, Jesucristo hombre.
Por eso, Cristo no entró en un santuario hecho por seres humanos, que era una simple copia del verdadero santuario. Entró más bien, en el cielo mismo, para presentarse ante Dios a favor nuestro.
La religión pura y sin mancha que a Dios le agrada es esta: ayudar a los huérfanos y a las viudas en sus problemas, y estar siempre limpio sin mancharse con la maldad del mundo.
Con la lengua bendecimos a nuestro Señor y Padre, y también con ella maldecimos a las personas que han sido creadas a imagen de Dios.
Porque Cristo murió por los pecados una vez y para siempre, el justo por los injustos, para llevarlos a ustedes a Dios. Él sufrió la muerte en su cuerpo, pero el Espíritu hizo que volviera a la vida.
Hijitos míos, que nuestro amor no sea sólo de palabra ni de labios para afuera, sino que amemos de veras y demostrémoslo con hechos.
Además, ustedes saben que Jesús se hizo hombre para quitar nuestros pecados y que él jamás cometió pecado.
Hijitos, no se dejen engañar: el que practica la justicia es justo, como Jesús es justo.
Hijitos, ustedes son de Dios y han ganado ya la primera batalla contra los enemigos de Cristo, porque hay alguien en el corazón de ustedes que es más fuerte que cualquier falso maestro de este perverso mundo.
Cualquier maldad es pecado, pero no me refiero a los pecados ordinarios. Me refiero al pecado mortal.
Hijitos, apártense de cualquier cosa que pueda desplazar a Dios de sus corazones. Amén. Sinceramente, Juan.
Para mí no hay mayor alegría que la de oír que mis hijos viven de acuerdo con la verdad.