Proverbios 3:32 - Biblia Martin Nieto porque el Señor aborrece a los perversos, mientras que con los justos se franquea. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Porque Jehová abomina al perverso; Mas su comunión íntima es con los justos. Biblia Nueva Traducción Viviente El Señor detesta a esa gente perversa; en cambio, ofrece su amistad a los justos. Biblia Católica (Latinoamericana) porque Yavé tiene horror de la gente sin conciencia, pues su amistad es para con los justos. La Biblia Textual 3a Edicion Porque YHVH aborrece al perverso, Y su íntima comunión es con los rectos. Biblia Serafín de Ausejo 1975 pues Yahveh aborrece a los perversos y pone su confianza en los justos. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Porque el perverso es abominación a Jehová; mas su comunión íntima es con los rectos. |
El Señor aborrece los corazones depravados, los que obran con integridad le son gratos.
El corazón conoce sus propias amarguras, y en su alegría no puede participar el extraño.
Absolver al culpable y condenar al justo son dos cosas que odia el Señor.
Temer al Señor es aborrecer el mal; la arrogancia y el orgullo, la mala conducta y la boca perversa, las detesto.
Pero no, que no sois nada; nada son vuestras obras, y aborrecible quien os elige.
En aquel tiempo Jesús dijo: 'Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y a los entendidos, y se las has manifestado a los sencillos.
Y él les respondió: 'A vosotros se os ha dado conocer los misterios del reino de Dios, pero a ellos no.
Y les dijo: 'Vosotros presumís de justos delante de los hombres, pero Dios conoce vuestros corazones; porque lo que se estima tanto entre los hombres, no tiene valor alguno ante Dios.
Ya no os llamo siervos, pues el siervo no sabe qué hace su señor; yo os he llamado amigos porque os he dado a conocer todas las cosas que he oído a mi Padre.
El que quiera hacer la voluntad de Dios conocerá si mi doctrina es de Dios o si hablo por mi cuenta.
El que tenga oídos que oiga lo que el Espíritu dice a las Iglesias. Al vencedor le daré el maná escondido y una piedra blanca, y en la piedra escribiré un nombre nuevo, que sólo conoce el que la recibe.