Con su orgullo el criminal al infeliz oprime; ¡quede preso en la redada que le ha urdido!
Números 31:8 - Biblia Martin Nieto Mataron además a los reyes de Madián, Eví, Requen, Sur, Jur y Reba, cinco reyes de Madián. Pasaron también al filo de la espada a Balaán, hijo de Beor. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Mataron también, entre los muertos de ellos, a los reyes de Madián, Evi, Requem, Zur, Hur y Reba, cinco reyes de Madián; también a Balaam hijo de Beor mataron a espada. Biblia Nueva Traducción Viviente Los cinco reyes madianitas —Evi, Requem, Zur, Hur y Reba— murieron en la batalla. También mataron a espada a Balaam, hijo de Beor. Biblia Católica (Latinoamericana) Mataron también a los reyes de Madián: Eví, Requem, Sur, Jur y Rebá; eran los cinco reyes madianitas. Mataron también a espada a Balaam, hijo de Beor. La Biblia Textual 3a Edicion Entre las víctimas, mataron también a los reyes de Madián: Evi, y Requem, y Zur, y Hur y Reba, cinco reyes de Madián. También mataron a espada a Balaam hijo de Beor. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Mataron también a los reyes de Madián: Eví, Requen, Sur, Jur y Rebá, cinco reyes madianitas; y también a Balaán hijo de Beor, lo mataron al filo de espada. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Mataron también, entre los muertos de ellos, a los reyes de Madián: Evi, Requem, Zur, Hur y Reba, cinco reyes de Madián; a Balaam también, hijo de Beor, mataron a espada. |
Con su orgullo el criminal al infeliz oprime; ¡quede preso en la redada que le ha urdido!
Los paganos cayeron en su propia trampa, su pie quedó prendido en la red que tramaron,
Los hombres rectos son guiados por su integridad, y los pérfidos son destruidos por su propia malicia.
Un mal mensajero provoca desgracias, pero un enviado fiel es un remedio.
Veo en angustias las tiendas de Cusán, estremecidos los pabellones de Madián.
Balaán respondió a Dios: 'Balac, hijo de Sipor, rey de Moab, los ha enviado a decirme:
Moab dijo a los ancianos de Madián: 'Esta muchedumbre va a devorar ahora nuestros contornos como devora un buey la hierba del campo'. Era entonces rey de Moab Balac, hijo de Sipor,
el cual envió mensajeros a Petor, junto al río Éufrates, en tierra de los amonitas, que fueron a buscar a Balaán, hijo de Beor, diciendo: 'Ha salido de Egipto un pueblo que cubre toda la tierra y está ya cerca de mí.
¿Quién podría contar el polvo de Jacob? ¿Quién sería capaz de enumerar las miríadas de Israel? ¡Tenga yo la muerte de los justos! ¡Sea mi final como el suyo!'.
Ahora que me marcho con los míos, ven que te anuncie lo que este pueblo hará a tu pueblo en el futuro'.
Balaán se levantó y se fue a su tierra, mientras Balac se volvió también por su camino.
La mujer madianita que había muerto se llamaba Cozbí, hija de Sur, jefe de clan de una de las familias de Madián.
pues os han tratado como enemigos seduciéndoos con sus malas artes en el caso de Fegor y de Cozbí, hermana de los madianitas e hija de uno de sus jefes, la que murió el día del azote sobrevenido con ocasión de lo de Fegor'.
Fueron ellas, precisamente, las que por consejo de Balaán sedujeron a los israelitas, apartándolos del Señor en el caso de Fegor, lo cual dio ocasión al azote que pesó sobre la comunidad de Israel.
Los israelitas se llevaron prisioneras a las mujeres de los madianitas con sus niños; saquearon todos sus ganados, rebaños y riquezas.
Abandonaron el buen camino, se extraviaron y siguieron el ejemplo de Balaán, hijo de Beor, que habiendo buscado el salario de la injusticia,
¡Ay de ellos!, porque siguieron el camino de Caín, se precipitaron en el pecado de Bala n por ansia de dinero y perecieron en la rebelión de Coré.
Pero la bestia fue apresada, y con ella el falso profeta, que con sus prodigios ante la otra bestia había seducido a los que llevaban la marca de la bestia y habían adorado su estatua. Y fueron arrojadas vivas las dos a un estanque de fuego, de azufre ardiente.
Pero tengo algo contra ti: tienes secuaces de la doctrina de Balaán, el cual enseñaba a Balac la manera de hacer caer a los israelitas, incitándoles a comer carnes sacrificadas a los ídolos y a fornicar.