Yo soy débil todavía, aunque haya recibido la unción real, y estos hombres, los hijos de Sarvia, son más fuertes que yo. Que el Señor pague al que hizo el mal según su malicia'.
Mateo 8:2 - Biblia Martin Nieto En esto se le acercó un leproso, se puso de rodillas ante él y le dijo: 'Señor, si quieres puedes limpiarme'. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Y he aquí vino un leproso y se postró ante él, diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme. Biblia Nueva Traducción Viviente De repente, un hombre con lepra se le acercó y se arrodilló delante de él. —Señor —dijo el hombre—, si tú quieres, puedes sanarme y dejarme limpio. Biblia Católica (Latinoamericana) Un leproso se acercó, se arrodilló delante de él y le dijo: 'Señor, si tú quieres, puedes limpiarme. La Biblia Textual 3a Edicion Y he aquí un leproso, se acercó, y se postraba ante Él diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme. Biblia Serafín de Ausejo 1975 En esto, se le acercó un leproso y se postró delante de él, diciéndole: 'Señor, si quieres, puedes dejarme limpio'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y he aquí, vino un leproso y le adoraba, diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme. |
Yo soy débil todavía, aunque haya recibido la unción real, y estos hombres, los hijos de Sarvia, son más fuertes que yo. Que el Señor pague al que hizo el mal según su malicia'.
El Señor castigó al rey, que estuvo leproso hasta su muerte; vivió en una casa aislada, mientras su hijo Jotán estaba al frente del palacio del gobierno de la nación.
Naamán, general del ejército del rey de Siria, era un hombre tenido en mucho y apreciado por su señor, porque por su medio el Señor había concedido una victoria a Siria. Pero estaba leproso.
pero la lepra de Naamán se os pegará a ti y a tu descendencia para siempre'. Y salió de su presencia blanco como la nieve de lepra.
Tan pronto como desapareció la nube de la tienda, María apareció cubierta de lepra, blanca como la nieve. Aarón se volvió a mirarla, y la vio cubierta de lepra.
Curad a los enfermos, resucitad a los muertos, limpiad a los leprosos, echad a los demonios: gratis lo habéis recibido, dadlo gratis.
Y los que estaban en ella se postraron ante él, diciendo: 'Verdaderamente tú eres el hijo de Dios'.
Pero ella se acercó, se puso de rodillas ante él y le suplicó: '¡Señor, ayúdame!'.
El empleado se echó a sus pies y le suplicó: Dame un plazo y te lo pagaré todo.
Entraron en la casa y vieron al niño con María, su madre; se pusieron de rodillas y lo adoraron; abrieron sus tesoros y le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra.
Entonces se le acercó la madre de los hijos de Zebedeo con ellos y se puso de rodillas para pedirle algo.
De pronto Jesús salió a su encuentro y les dijo: 'Dios os guarde'. Ellas se acercaron, se agarraron a sus pies y lo adoraron.
Se acercaron los discípulos y lo despertaron, diciendo: '¡Señor, sálvanos, que perecemos!'.
Les estaba hablando así, cuando llegó un personaje importante, se echó a sus pies y le dijo: 'Mi hija acaba de morir; pero anda, pon tu mano sobre ella y vivirá'.
Y había muchos leprosos en Israel cuando Eliseo profeta, pero ninguno de ellos fue limpiado de su lepra sino Naamán, el sirio'.
Pedro dijo: 'De ningún modo, Señor, porque jamás he comido cosa profana o impura'.
Tan pronto como entró Pedro, Cornelio le salió al encuentro, cayó a sus pies y le adoró.
quedarán al descubierto sus secretos íntimos y, postrado de rodillas, adorará a Dios y proclamará que Dios está verdaderamente entre vosotros.
Yo caí a sus pies para adorarle, pero él me dijo: 'No lo hagas; yo soy un siervo como tú y tus hermanos, que dan el testimonio de Jesús. Adora a Dios' (dar testimonio de Jesús es tener espíritu de profecía).