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Jueces 16:7 - Biblia Martin Nieto

Sansón le contestó: 'Si me atasen con siete cuerdas humedecidas, sin dejarlas secar, perdería mi fuerza y sería como otro hombre cualquiera'.

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Biblia Reina Valera 1960

Y le respondió Sansón: Si me ataren con siete mimbres verdes que aún no estén enjutos, entonces me debilitaré y seré como cualquiera de los hombres.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Sansón respondió: —Si me ataran con siete cuerdas de arco que sean nuevas y que aún no se hayan secado, me volvería tan débil como cualquier otro hombre.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Sansón le dijo: 'Si me ataran con siete cuerdas nuevas que todavía no estén secas, perdería mi fuerza y sería como un hombre cualquiera'.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Y Sansón le respondió: Si me atan con siete tendones° frescos que aún no estén secos, entonces me debilitaré y llegaré a ser como cualquier otro hombre.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Le dijo Sansón: 'Si me ataran con siete cuerdas de arco frescas y todavía húmedas, quedaría sin fuerza y sería como un hombre cualquiera'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y Sansón le respondió: Si me ataren con siete mimbres verdes que aún no estén secos, entonces me debilitaré, y seré como cualquiera de los hombres.

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Jueces 16:7
12 Tagairtí Cros  

Los labios veraces permanecen por siempre, la lengua mentirosa dura sólo un instante.


Un lenguaje distinguido no cae bien al insensato, y menos aún una lengua mentirosa al noble.


Entonces, ¿por qué -como se nos calumnia y como afirman algunos que decimos nosotros- no hemos de hacer el mal para que venga el bien? La condenación de éstos es justa.


No os engañéis: de Dios no se burla nadie. Pues lo que el hombre haya sembrado, eso mismo cosechará.


No os engañéis unos a otros, pues os habéis despojado del hombre viejo con su manera de actuar


Dalila dijo a Sansón: 'Te has burlado de mí, me has mentido. Dime, por favor, cómo habría que atarte'.


Dalila dijo a Sansón: 'Dime, por favor, de dónde te viene tu extraordinaria fuerza y de qué modo podrías ser atado y sujetado'.


Los jefes de los filisteos le llevaron las siete cuerdas humedecidas, sin secar, y Dalila lo ató con ellas.


Tenía gentes escondidas en su habitación, y le gritó: '¡Sansón, los filisteos!'. Él rompió las cuerdas como se rompe un hilo de estopa quemado, y así no se conoció el secreto de su fuerza.


Saúl dijo a Mical: '¿Por qué me has engañado así, dejando huir a mi enemigo para que se pusiese a salvo?'. Mical respondió: 'Me dijo que me mataría si no le dajaba marchar'.


Cuando Aquís preguntaba: '¿Dónde habéis hecho incursión hoy?', David respondía: 'En el Negueb de Judá, en el Negueb de Yerajmeel, en el Negueb de los quenitas'.