Dios llamó a lo seco tierra, y a la masa de las aguas llamó mares. Vio Dios que esto estaba bien.
Jonás 1:9 - Biblia Martin Nieto Él respondió: 'Soy hebreo y adoro al Señor, Dios del cielo, que hizo el mar y la tierra'. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Y él les respondió: Soy hebreo, y temo a Jehová, Dios de los cielos, que hizo el mar y la tierra. Biblia Nueva Traducción Viviente —Soy hebreo —contestó Jonás— y temo al Señor, Dios del cielo, quien hizo el mar y la tierra. Biblia Católica (Latinoamericana) Entonces empezó a decirles: 'Soy hebreo y temo a Yavé, Dios del Cielo, que hizo el mar y los continentes.... La Biblia Textual 3a Edicion Y él respondió: Soy hebreo y temo a YHVH, Dios de los cielos, que hizo el mar y la tierra. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Él les respondió: 'Soy hebreo, y adoro a Yahveh, Dios de los cielos, que hizo el mar y la tierra'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y él les respondió: Soy hebreo, y temo a Jehová, el Dios del cielo, que hizo el mar y la tierra seca. |
Dios llamó a lo seco tierra, y a la masa de las aguas llamó mares. Vio Dios que esto estaba bien.
Uno de los fugitivos vino a informar a Abrán, el hebreo, que habitaba en el encinar de Mambré, el amorreo, hermano de Escol y Aner, aliados de Abrán.
El Señor, Dios del cielo y de la tierra, que me sacó de la casa de mi padre y de la tierra de mi familia, que me habló y me juró diciéndome: Yo daré esta tierra a tu descendencia, él enviará su ángel delante de ti, para que tomes de allí mujer para mi hijo.
llamó a sus criados y les dijo: 'Mirad, nos ha traído un hebreo para abusar de nosotros. Se acercó a mí para acostarse conmigo, pero yo me puse a gritar
Como al empezar a residir allí no temían al Señor, el Señor les envió leones, que hacían estragos entre ellos.
Vino uno de los sacerdotes que había sido deportado de Samaría, se estableció en Betel y les enseñaba cómo debían dar culto al Señor.
'Así habla Ciro, rey de Persia: El Señor, Dios del cielo, me ha dado todos los reinos de la tierra y me ha encargado de construirle un templo en Jerusalén, en Judá.
Y nos han dado esta respuesta: Nosotros adoramos al Dios del cielo y de la tierra, y por eso estamos reconstruyendo el templo que fue construido y terminado hace muchos años por un gran rey de Israel.
Al oír estas palabras, yo me senté y me puse a llorar. Permanecí en duelo algunos días, ayunando y orando ante el rey del cielo.
El rey me dijo: '¿Qué es lo que quieres?'. Yo, encomendándome al Dios del cielo,
¡Tú solo, Señor, eres el único! Tú hiciste los cielos, el cielo de los cielos y todas sus estrellas, la tierra y todo cuanto encierra, los mares y todo lo que contienen; a todo ello tú le das la vida, y todos los astros del cielo te adoran.
Salió también al día siguiente. Vio a dos hebreos riñendo, y dijo al agresor: '¿Por qué golpeas a tu prójimo?'.
En los días de estos reyes, el Dios del cielo hará surgir un imperio que jamás será destruido y cuya soberanía no pasará a otro pueblo. Pulverizará y aniquilará a todos estos imperios, mientras que él subsistirá eternamente,
Después los israelitas volverán a buscar al Señor, su Dios, y a David, su rey, y acudirán con temor al Señor y a sus bienes en el tiempo futuro.
'Amigos, ¿por qué hacéis esto? Nosotros somos hombres como vosotros, que hemos venido a anunciaros que dejéis los dioses falsos y os convirtáis al Dios vivo, que ha hecho el cielo, la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos.
Esta noche un ángel del Dios al que pertenezco y a quien sirvo se me ha aparecido y me ha dicho:
Fui circuncidado al octavo día; soy del linaje de Israel; de la tribu de Benjamín; hebreo, hijo de hebreos y, por lo que a la ley se refiere, fariseo;
En aquel momento se produjo un gran terremoto y se derrumbó la décima parte de la ciudad, y en el cataclismo perecieron siete mil personas. Los supervivientes, llenos de terror, dieron gloria al Dios del cielo.
¿Quién no te respetará, oh Señor, y no glorificará tu nombre? Porque tú solo eres santo, y todos los pueblos vendrán a postrarse delante de ti, porque se han publicado tus justas sentencias.
blasfemaban contra el Dios del cielo por los dolores de sus úlceras en vez de arrepentirse de sus obras.