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Nehemías 1:4 - Biblia Martin Nieto

4 Al oír estas palabras, yo me senté y me puse a llorar. Permanecí en duelo algunos días, ayunando y orando ante el rey del cielo.

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Biblia Reina Valera 1960

4 Cuando oí estas palabras me senté y lloré, e hice duelo por algunos días, y ayuné y oré delante del Dios de los cielos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 Cuando oí esto, me senté a llorar. De hecho, durante varios días estuve de duelo, ayuné y oré al Dios del cielo,

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 Al oír eso, me senté y me puse a llorar. Y durante muchos días permanecí sumido en la tristeza: ayunaba y oraba ante el Dios del Cielo,

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 Cuando oí estas palabras me senté, lloré, e hice duelo por algunos días, y ayuné y oré ante el Dios de los cielos,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 Al oír estas palabras, me senté y rompí a llorar, hice duelo durante algunos días, ayuné y oré ante el Dios del cielo.

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Nehemías 1:4
22 Tagairtí Cros  

David rogó a Dios por el niño: ayunó rigurosamente, se retiró y pasó la noche acostado en el suelo.


Por haberse conmovido tu corazón y haberte humillado delante del Señor al oír las palabras con que él ha amenazado a este lugar y a sus habitantes, el terror y la maldición, y haber llorado delante de mí, yo también te he escuchado, dice el Señor.


Salomón había levantado en medio del atrio una tribuna de bronce de dos metros y medio de larga, dos y medio de ancha y uno y medio de alta. Se subió a ella, se arrodilló, y mirando al cielo, con las manos juntas oró así en presencia de toda la comunidad:


'Así habla Ciro, rey de Persia: El Señor, Dios del cielo, me ha dado todos los reinos de la tierra y me ha encargado de construirle un templo en Jerusalén, en Judá.


Mientras Esdras oraba y hacía esta confesión llorando y postrado ante el templo de Dios, se congregó junto a él una gran multitud de israelitas, mujeres y niños; todos lloraban amargamente.


Al oír esto, rasgué mis vestiduras y mi manto, me rasuré los pelos de la cabeza y la barba y me senté abrumado.


A la hora del sacrificio de la tarde salí de mi abatimiento y, con los vestidos y el manto rasgados, me postré de rodillas, extendí mis manos hacia el Señor, mi Dios,


Yo les respondí: 'El Dios del cielo es quien nos dará éxito. Nosotros, sus siervos, vamos a ponernos a la obra. Vosotros no tenéis parte, ni derecho, ni nada en Jerusalén'.


El rey me dijo: '¿Qué es lo que quieres?'. Yo, encomendándome al Dios del cielo,


Porque tus siervos aman sus piedras y sienten dolor por sus ruinas.


Dad gracias al Dios del cielo, porque es eterno su amor.


Junto a los ríos de Babilonia nos sentábamos y llorábamos al acordarnos de Sión.


En aquellos días, yo, Daniel, me puse de luto durante tres semanas.


para que implorasen el favor del Dios del cielo acerca de aquel enigma y no pereciesen Daniel y sus compañeros junto con los otros sabios de Babilonia.


Me dirigí al Señor implorándole con oraciones y súplicas, con ayuno, sayal y ceniza.


Él respondió: 'Soy hebreo y adoro al Señor, Dios del cielo, que hizo el mar y la tierra'.


como en los días de fiesta. Apartaré de ti la desgracia y la vergüenza que pesa sobre ti.


Alegraos con los que se alegran, llorad con los que lloran.


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