Jonás 1 - Biblia Martin Nieto1 El Señor dijo a Jonás, hijo de Amitay: 2 'Levántate, vete a Nínive, la gran ciudad, y anúnciales que su maldad ha llegado hasta mí'. 3 Jonás partió, pero para huir a Tarsis, lejos del Señor. Llegó a Jafa, donde encontró una nave que se dirigía a Tarsis; pagó su pasaje y se embarcó para ir con ellos a Tarsis, huyendo de la presencia del Señor. 4 Pero el Señor desencadenó un fuerte viento sobre el mar, y hubo una borrasca tan violenta que parecía que la nave iba a hacerse pedazos. 5 Los marineros, aterrados, comenzaron a invocar cada uno a su dios; luego echaron al mar la carga para aligerar el peso. Jonás, mientras tanto, que había bajado al fondo de la nave, se había acostado y dormía profundamente. 6 El capitán se acercó a él y le dijo: '¿Qué haces aquí durmiendo? Levántate e invoca a tu Dios; a lo mejor ese Dios se preocupa de nosotros y no pereceremos'. 7 Luego los marineros se dijeron unos a otros: 'Echemos suertes para saber quién es la causa de esta desgracia'. Echaron suertes, y la suerte cayó en Jonás. 8 Entonces le dijeron: 'Dinos el motivo de esta desventura. ¿Cuál es tu profesión? ¿De dónde vienes? ¿Cuál es tu país? ¿De qué pueblo eres?'. 9 Él respondió: 'Soy hebreo y adoro al Señor, Dios del cielo, que hizo el mar y la tierra'. 10 Aquellos hombres, llenos de miedo, le dijeron: '¿Por qué has hecho esto?'. (Por lo que había dicho sabían que huía de la presencia del Señor). 11 Luego le dijeron: '¿Qué tenemos que hacer contigo para que el mar se calme?', pues el mar se embravecía cada vez más. 12 Respondió: 'Agarradme y tiradme al mar, y éste se calmará, porque sé bien que por culpa mía os ha sobrevenido esta borrasca'. 13 Los hombres trataron de alcanzar la costa a remo, pero en vano, porque el mar seguía encrespándose contra ellos. 14 Entonces clamaron al Señor y dijeron: 'Señor, no nos hagas perecer por la vida de este hombre ni nos hagas responsables de sangre inocente, ya que tú, Señor, puedes hacer lo que quieras'. 15 Luego agarraron a Jonás y lo tiraron al mar, y el mar se calmó. 16 Entonces aquellos hombres cobraron un gran respeto al Señor, le ofrecieron un sacrificio y le hicieron promesas. |
Evaristo Martín Nieto©