Jacob, de vuelta de la llanura de Padán Arán, llegó sano y salvo a la ciudad de Siquén, en tierra de Canaán, y acampó delante de ella.
Jeremías 41:5 - Biblia Martin Nieto llegaron de Siquén, de Silo y de Samaría ochenta hombres con la barba rapada, los vestidos rasgados y el cuerpo lleno de cortaduras, trayendo ofrendas e incienso para ofrecerlos en el templo del Señor. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 que venían unos hombres de Siquem, de Silo y de Samaria, ochenta hombres, raída la barba y rotas las ropas, y rasguñados, y traían en sus manos ofrenda e incienso para llevar a la casa de Jehová. Biblia Nueva Traducción Viviente llegaron ochenta hombres de Siquem, de Silo y de Samaria para adorar en el templo del Señor. Venían con sus barbas afeitadas, con las ropas rasgadas y con cortaduras que se habían hecho en el cuerpo. También traían consigo incienso y ofrendas de grano. Biblia Católica (Latinoamericana) llegaron de Siquem, de Silo y de Samaria, ochenta hombres con la barba cortada, la ropa hecha tiras y el cuerpo cubierto de cortaduras, que traían ofrendas e incienso que querían presentar en el Templo de Yavé. La Biblia Textual 3a Edicion sucedió que vinieron ciertos hombres de Siquem, de Silo y de Samaria, unos ochenta hombres, con sus barbas raídas, sus vestidos rasgados y sus carnes sajadas, que traían consigo ofrendas e incienso para presentarlos a la Casa de YHVH. Biblia Serafín de Ausejo 1975 llegaron ochenta hombres de Siquén, de Siló y de Samaría, con la barba rapada, los vestidos rasgados y cubiertos de incisiones, con oblaciones e incienso, para ofrecerlos en el templo de Yahveh. Biblia Reina Valera Gómez (2023) que vinieron unos hombres de Siquem y de Silo y de Samaria, ochenta hombres, raída la barba, y rotas las ropas y arañados, y traían en sus manos ofrenda e incienso para llevar a la casa de Jehová. |
Jacob, de vuelta de la llanura de Padán Arán, llegó sano y salvo a la ciudad de Siquén, en tierra de Canaán, y acampó delante de ella.
Siquén, hijo de Jamor, el príncipe de aquella tierra, la vio, la raptó, la violó y durmió con ella.
Entonces Janún agarró a los siervos de David, les cortó la mitad de la barba y los vestidos por la mitad, a la altura de las nalgas, y los despachó.
Roboán fue a Siquén, pues allá había acudido todo Israel para proclamarlo rey.
Jeroboán fortificó Siquén, en las montañas de Efraín, y fijó en ella su residencia. Luego fortificó Penuel.
Compró el monte de Samaría a Sémer por unos sesenta kilos de plata, y lo fortificó; construyó en él una ciudad, a la que llamó Samaría en razón del nombre de Sémer, amo del monte.
Ajab, hijo de Omrí, empezó a reinar sobre Israel el año treinta y ocho de Asá, rey de Judá, y reinó sobre Israel en Samaría veintidós años.
incendió el templo del Señor y el palacio real y prendió fuego a todas las casas y palacios de Jerusalén.
Entonces Janún agarró a los siervos de David, los afeitó, les cortó los vestidos por la mitad a la altura de las nalgas y los despachó.
Levántate y ten misericordia de Sión, pues ya es hora de que tengas piedad, sí, ya ha llegado la hora.
abandonó la morada de Silo, la tienda en que vivía entre los hombres;
Ha subido la gente de Dibón a las alturas a llorar; sobre el Nebo y Madaba gime Moab. Toda cabeza, calva; toda barba, cortada;
Grandes y pequeños morirán en este país sin ser sepultados ni llorados; por ellos no se harán cortes en el cuerpo ni se raparán el cabello.
Al día siguiente del asesinato de Godolías, del cual todavía nadie estaba enterado,
Gaza está rapada al cero, Ascalón está en silencio y tú, Asdod, resto de los anaquitas, ¿hasta cuándo te harás cortaduras?
Toda cabeza está rasurada, toda barba cortada; en todas las manos hay cortaduras, en todas las cinturas un cilicio.
Id, pues, a mi morada de Silo, donde al principio puse yo mi nombre, y mirad qué he hecho de ella a causa de los crímenes de mi pueblo Israel.
yo trataré a este templo que lleva mi nombre y en el que ponéis vuestra confianza lo mismo que al país que os he dado a vosotros y a vuestros padres; como traté a Silo.
desgarrad vuestro corazón, no vuestros vestidos; volved al Señor, vuestro Dios, porque él es clemente y misericordioso, lento a la ira, lleno de lealtad y no le gusta hacer daño.
Vosotros sois los hijos del Señor, vuestro Dios. No os haréis cortaduras ni os raparéis el pelo de la frente por un muerto.
Toda la comunidad israelita se reunió en Silo y establecieron allí la tienda de la reunión. El país les estaba sometido.
Los huesos de José, que los israelitas habían traído de Egipto, fueron sepultados en Siquén, en la parte del campo que Jacob había comprado por cien monedas de plata a los hijos de Jamor, padre de Siquén, y que pasó a ser propiedad de los hijos de José.
Y tuvieron entronizado el ídolo durante todo el tiempo que la casa de Dios estuvo en Silo.
Abimelec, hijo de Yerubaal, se fue a Siquén, a casa de los hermanos de su madre, y dirigió a ellos y a toda la familia de la casa de su madre estas palabras:
Así hacía año tras año, cada vez que subían a la casa del Señor; Ana lloraba y no quería comer.