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Jeremías 2:35 - Biblia Martin Nieto

Y aún dices: 'Soy inocente; ¡oh, sí, su cólera se ha alejado de mí!'. Pues aquí estoy para juzgarte, ya que dices: No he pecado.

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Biblia Reina Valera 1960

Soy inocente, de cierto su ira se apartó de mí. He aquí yo entraré en juicio contigo, porque dijiste: No he pecado.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Aun así dices: “No he hecho nada malo. ¡Seguro que Dios no está enojado conmigo!”; pero ahora te castigaré severamente porque afirmas no haber pecado.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Sin embargo, dices: 'Soy inocente ¿por qué no se aparta de mí la ira de Yavé?' Pues bien, aquí te voy a rebatir: Sí, tú pecaste.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Inocente soy, su ira se ha apartado de mí. He aquí Yo entro en juicio contigo, Porque dijiste: No he pecado.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

dices: 'Sí, soy inocente; apártese ya su ira de mí', aquí estoy presentándome a juzgarte por haber dicho: 'No he pecado'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y dices: Porque soy inocente, de cierto su ira se desviará de mí. He aquí yo entraré en juicio contigo, porque dices: No he pecado.

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Jeremías 2:35
11 Tagairtí Cros  

'Puro soy yo, sin pecado; íntegro soy, no hay culpa en mí.


El que oculta sus faltas no prosperará, el que las reconoce y las abandona obtendrá misericordia.


¿Por qué vamos a ayunar si tú no lo ves, por qué mortificarnos si tú no te enteras? Mirad, el día de ayuno andáis de negocios y oprimís a todos vuestros jornaleros.


Y cuando anuncies a este pueblo todas estas cosas y te pregunten: ¿Por qué ha decretado el Señor contra nosotros esta gran calamidad? ¿Cuál es nuestro crimen y qué falta hemos cometido contra el Señor nuestro Dios?


¿Cómo te atreves a decir: 'No estoy manchada, no he ido en pos de los ídolos?'. Mira tus huellas en el valle, reconoce lo que has hecho, camella lasciva, errante por los caminos.


¿Por qué pretendéis pleitear conmigo? Todos vosotros me habéis sido infieles, dice el Señor.


Por eso, voy a pleitear contra vosotros -dice el Señor- y a pleitear contra los hijos de vuestros hijos.


Llega el estruendo hasta el extremo de la tierra, porque el Señor entabla un proceso contra las naciones, entra en juicio contra todos los mortales; a los criminales los entrega a la espada -dice el Señor- .


Extenderé sobre él mi red y quedará preso en mi redada. Lo llevaré a Babilonia y allí le pediré cuentas de la infidelidad cometida contra mí.


En un tiempo en que no había ley, yo estaba vivo; pero cuando llegó el mandamiento, el pecado revivió,