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Hebreos 2:11 - Biblia Martin Nieto

Porque el santificador y los santificados tienen todos el mismo origen. Por lo cual no se avergüenza de llamarlos hermanos,

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Biblia Reina Valera 1960

Porque el que santifica y los que son santificados, de uno son todos; por lo cual no se avergüenza de llamarlos hermanos,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Por lo tanto, Jesús y los que él hace santos tienen el mismo Padre. Por esa razón, Jesús no se avergüenza de llamarlos sus hermanos,

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Biblia Católica (Latinoamericana)

de este modo el que comunicaba la santidad se identificaría con aquellos a los que santificaba. Por eso él no se avergüenza de llamarnos hermanos, cuando dice:

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La Biblia Textual 3a Edicion

Porque el que santifica y los que son santificados, son todos de Uno, por esta razón no se avergüenza de llamarlos hermanos,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Además, tanto el que consagra como los consagrados proceden todos del mismo origen, y por esto precisamente no se avergüenza de llamarlos hermanos

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Porque el que santifica y los que son santificados, de uno son todos; por lo cual no se avergüenza de llamarlos hermanos,

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Hebreos 2:11
19 Tagairtí Cros  

Y el rey les dirá: Os aseguro que cuando lo hicisteis con uno de estos mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis.


Jesús les dijo: 'No tengáis miedo; id y decid a mis hermanos que vayan a Galilea, que allí me verán'.


Y mirando a los que estaban sentados a su alrededor, dijo: 'Éstos son mi madre y mis hermanos.


Porque si alguien se avergüenza de mí y de mi doctrina ante esta generación adúltera y pecadora, también el hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles'.


Porque si alguien se avergüenza de mí y de mi doctrina, el hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga con su gloria y con la del Padre y los santos ángeles.


Por ellos yo me consagro a ti, para que también ellos sean consagrados en la verdad'.


Que todos sean una sola cosa; como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, que también ellos sean una sola cosa en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado.


Jesús le dijo: 'Suéltame, que aún no he subido al Padre; anda y di a mis hermanos que me voy con mi Padre y vuestro Padre, con mi Dios y vuestro Dios'.


de un solo hombre ha hecho todo el género humano para que habite sobre toda la superficie de la tierra, determinando los tiempos y los límites de su morada,


ya que en él vivimos, nos movemos y existimos, como alguno de vuestros poetas ha dicho también: 'Porque somos de su linaje'.


Porque aquellos que de antemano conoció, también los predestinó a ser conformes con la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.


Pero cuando se cumplió el tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de una mujer, nacido bajo la ley,


Y en virtud de esta voluntad nosotros somos santificados, de una vez para siempre, por la ofrenda del cuerpo de Jesucristo.


Porque por una ofrenda única ha hecho perfectos para siempre a aquellos que santifica.


Ellos, en cambio, aspiraban a una patria mejor, es decir, celeste. Por eso Dios no se avergüenza de ellos, de llamarse 'su Dios', porque les ha preparado una ciudad.


Por eso también Jesucristo, para santificar al pueblo por su propia sangre, murió fuera de la ciudad.


Pues de la misma manera que los hijos participan de la misma carne y sangre, también él participó de modo parecido, para reducir a la impotencia mediante la muerte a aquel que tiene el imperio de la muerte, es decir, al diablo,


Por eso, hermanos, miembros del pueblo de Dios, partícipes de una vocación celeste, considerad al apóstol y sumo sacerdote de la fe que profesamos, a Jesús,