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Hebreos 11:16 - Biblia Martin Nieto

16 Ellos, en cambio, aspiraban a una patria mejor, es decir, celeste. Por eso Dios no se avergüenza de ellos, de llamarse 'su Dios', porque les ha preparado una ciudad.

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Biblia Reina Valera 1960

16 Pero anhelaban una mejor, esto es, celestial; por lo cual Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos; porque les ha preparado una ciudad.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

16 Sin embargo, buscaban un lugar mejor, una patria celestial. Por eso, Dios no se avergüenza de ser llamado el Dios de ellos, pues les ha preparado una ciudad.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

16 Pero no, aspiraban a una patria mejor, es decir, a la del cielo. Por eso Dios no se avergüenza de ellos ni de llamarse su Dios, pues él les preparó la ciudad.

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La Biblia Textual 3a Edicion

16 pero anhelaban una mejor, esta es, la celestial; por lo cual Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos, pues les preparó una ciudad.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

16 pero, de hecho, aspiran a una patria superior, o sea, a la del cielo. Y así se explica que Dios no tenga ante ellos reparo de ser invocado como Dios suyo, porque para ellos tenía preparada una ciudad.

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Hebreos 11:16
26 Tagairtí Cros  

Y aquella misma noche se le apareció el Señor y le dijo: 'Yo soy el Dios de tu padre Abrahán. No temas, porque yo estoy contigo. Te bendeciré, y multiplicaré tu descendencia por amor de Abrahán, mi siervo'.


Arriba estaba el Señor, el cual dijo: 'Yo soy el Señor, el Dios de Abrahán, tu antepasado, y el Dios de Isaac. Yo te daré a ti y a tu descendencia la tierra en que descansas.


Y continuó: 'Dirás así a los israelitas: El Señor, Dios de vuestros padres, el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac, el Dios de Jacob, me ha enviado a vosotros. Éste es mi nombre para siempre, éste mi recuerdo por todos los siglos'.


Y añadió: 'Yo soy el Dios de tu padre, el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob'. Moisés se tapó la cara, porque temía ver a Dios.


'Esto es para que crean que se te ha aparecido el Señor, Dios de tus padres, Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob'.


En aquel tiempo -dice el Señor- yo seré el Dios de todas las familias de Israel y ellos serán mi pueblo.


Entonces el rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, tomad posesión del reino preparado para vosotros desde el principio del mundo.


Y acerca de la resurrección de los muertos, ¿no habéis leído en el libro de Moisés, en lo de la zarza, cómo le dijo Dios: Yo soy el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob?


Porque si alguien se avergüenza de mí y de mi doctrina ante esta generación adúltera y pecadora, también el hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles'.


No tengáis miedo, pequeño rebaño, porque vuestro Padre ha decidido daros el reino.


Y que los muertos resucitan, el mismo Moisés lo da a entender en lo de la zarza, cuando llama al Señor: Dios de Abrahán, Dios de Jacob, Dios de Isaac.


En la casa de mi Padre hay sitio para todos; si no fuera así, os lo habría dicho; voy a prepararos un sitio.


Yo soy el Dios de tus padres, el Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob. Moisés, tembloroso, no se atrevió a mirar.


Nuestra patria está en los cielos, de donde esperamos al Salvador y Señor Jesucristo,


El Señor me librará de todo mal y me dará la salvación en su reino celestial. A él la gloria por los siglos de los siglos. Amén.


Porque vosotros habéis compartido las penas de los presos, habéis aceptado con alegría el que os quitaran vuestros bienes, siendo conscientes de que estáis en posesión de una riqueza mejor y permanente.


Porque él esperaba la ciudad de sólidos cimientos, cuyo arquitecto y constructor es Dios.


Ahora bien, aquellos que hablan así demuestran claramente que buscan la patria.


porque Dios había previsto para nosotros una suerte mejor, y aquéllos no debían llegar sin nosotros a la perfección.


Vosotros, en cambio, os habéis acercado a la montaña de Sión, a la ciudad del Dios vivo, la Jerusalén celestial, a millares de ángeles, a la asamblea festiva,


Porque no tenemos aquí abajo ciudad permanente, sino que buscamos la futura.


Porque el santificador y los santificados tienen todos el mismo origen. Por lo cual no se avergüenza de llamarlos hermanos,


Y vi a la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que bajaba del cielo del lado de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su esposo.


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