Tu sierva se dijo: La palabra del rey, mi señor, servirá para tranquilizarnos; pues mi señor, el rey, es como un ángel de Dios para comprender el bien y el mal. Que el Señor, tu Dios, esté contigo'.
Gálatas 4:14 - Biblia Martin Nieto y aunque mi enfermedad fue para vosotros una prueba, no me despreciasteis ni me rechazasteis, sino que me acogisteis como a un ángel de Dios, como a Cristo Jesús. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 y no me despreciasteis ni desechasteis por la prueba que tenía en mi cuerpo, antes bien me recibisteis como a un ángel de Dios, como a Cristo Jesús. Biblia Nueva Traducción Viviente Aunque mi condición los tentaba a no aceptarme, ustedes no me despreciaron ni me rechazaron. Todo lo contrario, me recibieron y me cuidaron como si yo fuera un ángel de Dios o incluso el mismo Cristo Jesús. Biblia Católica (Latinoamericana) Aunque mis pruebas eran una prueba para ustedes, no me despreciaron ni me rechazaron, sino que me acogieron como a un ángel de Dios, como a Cristo Jesús. La Biblia Textual 3a Edicion Y lo que para vosotros era una prueba° en mi carne, no lo menospreciasteis ni lo escupisteis; al contrario, me acogisteis como a un enviado de Dios, como a Jesús el Mesías. Biblia Serafín de Ausejo 1975 y que ante esta debilidad corporal mía, que era para vosotros una prueba, no hicisteis gestos de desprecio ni escupisteis en el suelo, sino que me acogisteis como a un enviado de Dios, como a Cristo Jesús. Biblia Reina Valera Gómez (2023) y no desechasteis ni menospreciasteis mi prueba que estaba en mi carne, antes me recibisteis como a un ángel de Dios, como a Cristo Jesús. |
Tu sierva se dijo: La palabra del rey, mi señor, servirá para tranquilizarnos; pues mi señor, el rey, es como un ángel de Dios para comprender el bien y el mal. Que el Señor, tu Dios, esté contigo'.
Él respondió: 'Mi señor, el rey; mi servidor me engañó, pues tu siervo le dijo: Aparéjame el asno para montar en él e ir con el rey; porque tu siervo es cojo.
'¡A la desgracia el desprecio! -opina el que es feliz-. ¡Un golpe más a quien vacila!'.
Y yo digo: la sabiduría vale más que la fuerza; pero la sabiduría del pobre es despreciada y sus palabras no son escuchadas.
En aquel día el Señor manifestará su protección a los habitantes de Jerusalén, y ocurrirá que los que se tambalean de entre ellos serán como David, y la casa de David será como Dios, como un ángel del Señor a su vista.
Pues los labios del sacerdote deben guardar la ciencia, y de su boca se viene a buscar la enseñanza, porque él es el mensajero del Señor todopoderoso.
'El que os recibe a vosotros me recibe a mí, y quien me recibe a mí recibe a quien me ha enviado.
Y el rey les dirá: Os aseguro que cuando lo hicisteis con uno de estos mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis.
El que os escucha a vosotros me escucha a mí; y el que os rechaza a vosotros me rechaza a mí; y el que me rechaza a mí rechaza al que me ha enviado'.
Os aseguro que el que reciba al que yo envíe me recibe a mí, y el que me recibe a mí recibe al que me ha enviado'.
lo vil, lo despreciable, lo que es nada, para anular a los que son algo;
Nosotros tontos por Cristo, vosotros sabios en Cristo; nosotros débiles, vosotros fuertes; vosotros honrados, nosotros despreciados.
Somos, pues, embajadores de Cristo, como si Dios exhortase por nosotros. En nombre de Cristo os rogamos: reconciliaos con Dios.
No hay judío ni griego, no hay esclavo ni libre, no hay hombre ni mujer, pues todos vosotros sois uno en Cristo Jesús.
Pero sabéis que, debido a una enfermedad que tuve, os anuncié por primera vez el evangelio;
¿Dónde están ahora aquellos entusiasmos vuestros por mí? Doy fe de que, si hubiera sido posible, hasta os hubierais arrancado los ojos para dármelos a mí.
Por todo ello damos continuamente gracias a Dios: porque, al recibir la palabra de Dios que os predicamos, la abrazasteis no como palabra de hombre, sino como lo que es en verdad, la palabra de Dios, que permanece vitalmente activa en vosotros, los creyentes.
Por tanto, el que desprecie todo esto no desprecia a un hombre, sino a Dios, el cual os da su Espíritu Santo.
No olvidéis la hospitalidad, ya que, gracias a ella, algunos, sin saberlo, hospedaron a ángeles.