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Eclesiastés 3:7 - Biblia Martin Nieto

un tiempo para rasgar y un tiempo para coser; un tiempo para callar y un tiempo para hablar;

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Taispeáin Interlinear Bible

Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

tiempo de romper, y tiempo de coser; tiempo de callar, y tiempo de hablar;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Un tiempo para rasgar y un tiempo para remendar. Un tiempo para callar y un tiempo para hablar.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

tiempo para rasgar y tiempo para coser; tiempo para callarse y tiempo para hablar;'

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La Biblia Textual 3a Edicion

Tiempo de romper y tiempo de coser, Tiempo de callar y tiempo de hablar,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Hay tiempo de rasgar y tiempo de coser. Hay tiempo de callar y tiempo de hablar.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Tiempo de romper, y tiempo de coser; tiempo de callar, y tiempo de hablar;

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Eclesiastés 3:7
32 Tagairtí Cros  

Rubén volvió a la cisterna, y José ya no estaba allí. Rasgó sus vestiduras,


Jacob rasgó sus vestiduras, se puso un saco a la cintura y guardó luto por su hijo durante muchos días.


Judá se acercó a él y le dijo: 'Perdón, señor. Permite a tu siervo dirigir una palabra a mi señor, sin que por eso se irrite contra él, porque tú eres en verdad como el Faraón.


¡Cómo podría yo volver a mi padre sin el muchacho! ¡Yo no puedo ver la desgracia que afligiría a mi padre!'.


Entonces David se rasgó las vestiduras, y todos los que estaban con él hicieron lo mismo.


David dijo a Joab y a los que estaban con él: 'Rasgad vuestras vestiduras, vestíos de saco y guardad luto por Abner'. Y el rey David iba detrás del féretro.


Cuando Ajab oyó aquellas palabras, rasgó sus vestiduras, se vistió de saco y ayunó. Se acostaba con el cilicio y andaba muy afligido.


Pero el pueblo se estuvo callado y no le respondió palabra, pues ésta era la orden del rey: 'No le respondáis'.


Cuando el rey de Israel leyó la carta, se rasgó las vestiduras y exclamó: '¿Es que soy yo un dios para dar la muerte y la vida, que este me manda a un hombre para que lo cure de la lepra? Fijaos bien, y veréis que anda buscando pretextos contra mí'.


Cuando el rey oyó las palabras de aquella mujer, rasgó sus vestiduras y, como pasaba sobre la muralla, la gente vio que llevaba interiormente el cilicio a raíz de la carne.


pues yo y mi pueblo estamos condenados al exterminio, a la matanza, al aniquilamiento. Si al menos se hubiese tratado de vendernos como esclavos o esclavas, callaría; pero el enemigo no podrá compensar los daños al rey'.


Luego se sentaron en el suelo junto a él, y estuvieron así siete días y siete noches sin dirigirle ninguno la palabra, porque veían que su dolor era muy grande.


Yo me dije: 'Voy a controlar mi vida y a no faltar con la lengua; pondré un freno en mi boca cuando un malhechor esté presente'.


un tiempo para buscar y un tiempo para perder; un tiempo para guardar y un tiempo para tirar;


Ellos guardaron silencio y no le respondieron nada, porque ésta era la orden del rey: 'No le contestéis'.


Pero no se espantaron ni se rasgaron las vestiduras el rey ni ninguno de sus servidores al oír estas palabras;


¿Por qué nos estamos sentados? Reuníos, entremos en nuestras ciudades fortificadas para morir allí, porque el Señor nuestro Dios nos entrega a la muerte, nos da a beber agua envenenada por haber pecado contra él.


Siéntese solitario, en silencio, si el Señor se lo impone;


desgarrad vuestro corazón, no vuestros vestidos; volved al Señor, vuestro Dios, porque él es clemente y misericordioso, lento a la ira, lleno de lealtad y no le gusta hacer daño.


Por eso el prudente calla en este tiempo, porque es tiempo de desgracia.


En aquel día los cánticos del templo se convertirán en aullidos, -dice el Señor, Dios-. Serán muchos los cadáveres; silenciosamente se los arrojará en cualquier lugar.


No os fiéis del compañero, no confiéis en el amigo; ten cuidado con lo que dices delante de la que se acuesta entre tus brazos.


Nosotros no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído'.


Pedro se levantó y se fue con ellos. Cuando llegó, lo subieron a la estancia de arriba. Allí le rodearon todas las viudas, llorando y mostrando las túnicas y mantos que les hacía Gacela cuando vivía con ellas.


Saúl respondió: 'Nos dijo que las asnas habían sido encontradas'. Pero no le contó lo que le había dicho sobre el asunto del reino.