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Jeremías 36:24 - Biblia Martin Nieto

24 Pero no se espantaron ni se rasgaron las vestiduras el rey ni ninguno de sus servidores al oír estas palabras;

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Biblia Reina Valera 1960

24 Y no tuvieron temor ni rasgaron sus vestidos el rey y todos sus siervos que oyeron todas estas palabras.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

24 Ni el rey ni sus asistentes mostraron ninguna señal de temor o arrepentimiento ante lo que habían oído.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

24 Ni el rey, ni ninguno de sus servidores se asustaron o se rasgaron las vestiduras al escuchar estas palabras.

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La Biblia Textual 3a Edicion

24 Así no tuvieron temor, y ni el rey ni ninguno de sus siervos que habían oído aquellas palabras rasgaron sus vestidos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

24 El rey y todos sus servidores, que habían oído todas aquellas palabras, no se asustaron ni rasgaron sus vestiduras.

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Jeremías 36:24
20 Tagairtí Cros  

Rubén volvió a la cisterna, y José ya no estaba allí. Rasgó sus vestiduras,


Jacob rasgó sus vestiduras, se puso un saco a la cintura y guardó luto por su hijo durante muchos días.


Entonces David se rasgó las vestiduras, y todos los que estaban con él hicieron lo mismo.


Cuando Ajab oyó aquellas palabras, rasgó sus vestiduras, se vistió de saco y ayunó. Se acostaba con el cilicio y andaba muy afligido.


Pero tú incluso destruyes la piedad y suprimes la meditación ante Dios.


Al maestro de coro; del siervo del Señor. De David


El delito habla interiormente al criminal: 'No temo a Dios ni en su propia cara'.


para herir desde el escondite al inocente, para herirlo por sorpresa y sin ser vistos.


El Faraón se volvió y entró en su casa sin hacer caso.


Señor, alzada está tu mano; pero ellos no la miran. ¡Vean tu celo por tu pueblo, y se avergüencen, y el fuego preparado para tus enemigos los devore!


Y el mayordomo del palacio, Eliaquín, hijo de Jelcías, el secretario Sebná y el heraldo Yoaj, hijo de Asaf, volvieron, rasgados los vestidos, donde Ezequías y le dieron cuenta de las palabras del general.


Al oírlos, el rey Ezequías se rasgó las vestiduras, se vistió de saco y entró en el templo del Señor.


Al oír aquellas palabras, se miraron unos a otros espantados y dijeron a Baruc: 'Tenemos que comunicar sin falta al rey todo esto'.


¡Oh Señor!, ¿no buscan tus ojos la verdad? Tú les has herido, y no han acusado el golpe; los has aplastado, y no han querido aprender la lección. Han endurecido su frente como la roca, han rehusado convertirse.


El rey de Nínive, al enterarse, se levantó de su trono, se quitó el manto, se vistió de saco y se sentó en el suelo.


Los hombres de Nínive se levantarán en el día del juicio con esta generación y la condenarán, porque se arrepintieron por la predicación de Jonás; y aquí hay algo que es más que Jonás.


El temor de Dios no existe para ellos.


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