Cuando el sol estaba ya para ponerse, cayó sobre Abrán un sueño profundo y le envolvió una oscuridad terrorífica.
Daniel 8:18 - Biblia Martin Nieto Al hablarme quedé sin sentido con el rostro en tierra, pero él me tocó y me hizo incorporarme. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Mientras él hablaba conmigo, caí dormido en tierra sobre mi rostro; y él me tocó, y me hizo estar en pie. Biblia Nueva Traducción Viviente Mientras él hablaba, me desmayé y quedé tendido con el rostro contra el suelo, pero Gabriel con un toque me despertó y me ayudó a ponerme de pie. Biblia Católica (Latinoamericana) Mientras estaba postrado en tierra y me hablaba, perdí el conocimiento; me tocó y me levantó. La Biblia Textual 3a Edicion Mientras él hablaba conmigo, caí en un profundo adormecimiento con mi rostro en tierra, pero él me tocó y me hizo ponerme en pie. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Mientras él hablaba conmigo, caí rostro en tierra desmayado. Él me tocó y me puso de pie en el lugar donde me hallaba. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y mientras él hablaba conmigo, caí dormido en tierra sobre mi rostro; y él me tocó, y me hizo estar en pie. |
Cuando el sol estaba ya para ponerse, cayó sobre Abrán un sueño profundo y le envolvió una oscuridad terrorífica.
Cuando el espíritu divaga en las visiones de la noche, cuando el sopor a los hombres invade,
Al decirme esto, el espíritu entró en mí, me hizo tenerme en pie y pude escuchar a aquel que me hablaba.
Entonces un ser de aspecto humano me tocó los labios. Abrí mi boca, hablé y dije a aquel que estaba delante de mí: 'Señor mío, con esta aparición me invade un malestar y me quedo sin fuerzas.
Entonces aquel personaje de aspecto humano me tocó de nuevo y me reanimó.
Gabriel se llegó donde yo estaba. Cuando se acercó, quedé espantado y caí de bruces. Él me dijo: Hijo de hombre, entiende que la visión se refiere al tiempo del fin.
Entonces yo, Daniel, me sentí sin fuerzas y estuve enfermo algunos días. Después me levanté y me seguí ocupando de los asuntos del rey. Pero continuaba asustado por la visión, que me resultaba incomprensible.
El ángel que hablaba conmigo volvió y me despertó como a uno que le despiertan de un sueño.
Se levantó de la oración, fue a sus discípulos y los encontró dormidos por la tristeza.
Pedro y sus compañeros estaban cargados de sueño, pero lograron mantenerse despiertos y vieron la gloria de Jesús y a los dos hombres que estaban con él.
Ahora estoy sometido a juicio por la esperanza de la promesa hecha por Dios a nuestros padres,
Al verle, caí a sus pies como muerto; pero él me tocó con su mano derecha, y me dijo: 'No tengas miedo; soy yo, el primero y el último, el viviente;