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2 Samuel 9:7 - Biblia Martin Nieto

David le dijo: 'No temas, porque quiero favorecerte por amor a tu padre, Jonatán. Te devolveré las tierras de Saúl, tu abuelo, y comerás siempre a mi mesa'.

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Biblia Reina Valera 1960

Y le dijo David: No tengas temor, porque yo a la verdad haré contigo misericordia por amor de Jonatán tu padre, y te devolveré todas las tierras de Saúl tu padre; y tú comerás siempre a mi mesa.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

—¡No tengas miedo! —le dijo David—, mi intención es mostrarte mi bondad por lo que le prometí a tu padre, Jonatán. Te daré todas las propiedades que pertenecían a tu abuelo Saúl, y comerás aquí conmigo, a la mesa del rey.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Entonces David le dijo: 'No temas, quiero tratarte con bondad debido a tu padre Jonatán. Te devolveré todas las tierras de Saúl tu abuelo, y todos los días comerás a mi mesa'.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Entonces David le dijo: No temas, porque ciertamente haré contigo misericordia por amor a Jonatán tu padre, y te devolveré toda la tierra de Saúl tu padre,° y comerás siempre a mi mesa.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

'No temas, le dijo David, porque quiero tratarte con benevolencia por amor a Jonatán, tu padre. Voy a restituirte todas las tierras de Saúl, tu abuelo, y comerás siempre a mi mesa'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y le dijo David: No tengas temor, porque yo a la verdad haré contigo misericordia por amor a Jonatán, tu padre, y te devolveré todas las tierras de Saúl, tu padre; y tú comerás pan a mi mesa, siempre.

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2 Samuel 9:7
32 Tagairtí Cros  

Ellos, al ver que los llevaban a casa de José, se llenaron de miedo y se decían: 'Nos han traído aquí por lo del dinero que nos fue devuelto en nuestros sacos. Nos han traído aquí con nuestros asnos para acusarnos, torturarnos y tomarnos como esclavos'.


Y él les dijo: 'Estad tranquilos, no temáis. Fue vuestro Dios y el Dios de vuestro padre el que puso un tesoro en vuestros sacos; yo recibí vuestro dinero'. Y les sacó a Simeón.


te he dado la casa de tu señor y puse en tus brazos las mujeres de tu señor, y te he dado la casa de Israel y de Judá, y, por si esto fuera poco, te añadiré todavía más.


Él calumnió a tu siervo ante mi señor, el rey. Pero mi señor, el rey, es como el ángel de Dios; haz lo que quieras.


Porque toda la familia de mi padre es merecedora de la muerte por parte de mi señor, el rey; y, sin embargo, tú has admitido a tu siervo entre los que comen a tu mesa. ¿Qué derecho puedo tener yo para implorar todavía al rey?'.


Barzilay era muy viejo. Tenía ochenta años. Él había provisto al rey durante su permanencia en Majanayín, pues era un hombre muy rico.


El rey perdonó a Meribaal, hijo de Jonatán, hijo de Saúl;


David preguntó: '¿Queda algún superviviente de la casa de Saúl a quien pueda yo favorecer por amor a Jonatán?'.


Tú trabajarás para él la tierra, tú y tus hijos y tus esclavos; tú harás la recolección, para que la casa de tu señor tenga qué comer; en cuanto a Meribaal, hijo de tu señor, él comerá siempre a mi mesa'. Sibá tenía quince hijos y veinte esclavos.


Sibá respondió al rey: 'Tu servidor hará todo lo que el rey, mi señor, ha mandado a su siervo'. Meribaal comía a la mesa del rey, como uno de sus hijos.


Pero Meribaal vivía en Jerusalén, porque comía siempre a la mesa del rey; era cojo de ambos pies.


El rey le preguntó: '¿Queda alguno de la casa de Saúl a quien yo pueda favorecer en nombre de Dios?'. Sibá respondió: 'Todavía queda un hijo de Jonatán, que está lisiado de ambos pies'.


Por el contrario, a los hijos de Barzilay, el galaadita, trátalos bien, contándolos entre los comensales de tu mesa, porque así me trataron ellos cuando yo huía de tu hermano Absalón.


De este modo Jeconías se quitó el traje de preso y comió a la mesa real todos los días de su vida.


'Un mal siniestro ha caído sobre él: está acostado, no se levantará ya más'.


mudó también sus ropas de cárcel y lo hizo sentar a su mesa los días restantes de su vida.


'Esto dice el Señor todopoderoso: Practicad la justicia y la fidelidad, ejerced la piedad y la misericordia cada uno con su hermano.


Danos hoy nuestro pan de cada día,


para que comáis y bebáis a mi mesa en mi reino y os sentéis sobre tronos para juzgar a las doce tribus de Israel'.


Yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y me abre, entraré en su casa, cenaré con él y él conmigo.


Respetad al Señor y servidle sinceramente con todo vuestro corazón, considerando las grandes cosas que ha hecho por vosotros.


no retires jamás de mi casa tu bondad; y cuando el Señor haya borrado de la tierra a todos los enemigos de David,


Quédate conmigo; no temas, porque quien atente contra tu vida, atenta contra la mía. Tú estás bajo mi custodia'.