Ciertamente vosotros os portasteis mal conmigo, pero Dios lo cambió en bien, para hacer lo que hoy estamos viendo, para mantener en vida a un gran pueblo.
2 Reyes 24:3 - Biblia Martin Nieto Esto sucedió contra Judá por mandato del Señor, que quería apartarlo de su presencia a causa de todos los pecados cometidos por Manasés Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Ciertamente vino esto contra Judá por mandato de Jehová, para quitarla de su presencia, por los pecados de Manasés, y por todo lo que él hizo; Biblia Nueva Traducción Viviente Estas calamidades le sucedieron a Judá por orden del Señor. Él había decidido expulsar a Judá de su presencia debido a los muchos pecados de Manasés, Biblia Católica (Latinoamericana) Todo eso pasó por orden de Yavé. El quería apartar a Judá lejos de sí a causa de los pecados de Manasés, La Biblia Textual 3a Edicion Ciertamente por mandato de YHVH sucedió esto contra Judá, para quitarlos de su presencia por los pecados de Manasés, en conformidad con todo lo que él había hecho, Biblia Serafín de Ausejo 1975 Esto sobrevino a Judá sólo por disposición de Yahveh, para apartarlo de su presencia, a causa de los pecados de Manasés, por todo lo que había hecho, Biblia Reina Valera Gómez (2023) Ciertamente vino esto contra Judá por mandato de Jehová, para quitarla de su presencia, por los pecados de Manasés, conforme a todo lo que él hizo; |
Ciertamente vosotros os portasteis mal conmigo, pero Dios lo cambió en bien, para hacer lo que hoy estamos viendo, para mantener en vida a un gran pueblo.
Y el Señor se irritó sobremanera contra Israel y lo echó de su presencia. No quedó más que la tribu de Judá.
Por eso el Señor rechazó a toda la raza de Israel, la humilló y la entregó en manos de saqueadores, hasta que la echó de su presencia.
hasta que el Señor echó de su presencia a Israel, según lo había predicho por boca de sus siervos los profetas. E Israel fue deportado de su país a Asiria hasta nuestros días.
Por otra parte, ¿es que he ido yo contra este lugar para devastarlo sin el consentimiento del Señor? El Señor me ha dicho: Anda contra esa tierra y destrúyela'.
Además, Manasés vertió muchísima sangre inocente, hasta anegar Jerusalén de extremo a extremo, aun prescindiendo del pecado que hizo cometer a Judá haciendo lo que es malo a los ojos del Señor.
Por eso, el Señor montó en cólera contra Jerusalén y contra Judá y los apartó de su presencia. Sedecías se rebeló contra el rey de Babilonia.
El ejército sirio había venido con pocos hombres; pero el Señor entregó en sus manos un ejército considerablemente mayor, porque había abandonado al Señor, el Dios de sus padres. Los sirios hicieron justicia con Joás.
Amasías le interrumpió: '¿Has sido nombrado acaso consejero del rey? Termina ya, si no quieres que te mate'. El profeta se calló, pero antes dijo: 'Ya veo que Dios ha decidido tu perdición, porque has hecho esto y no has escuchado mi consejo'.
No te postrarás ante ella ni le darás culto, porque yo, el Señor, tu Dios, soy un Dios celoso, que castigo la iniquidad del padre en los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen,
Yo formo la luz y creo las tinieblas; doy la dicha y produzco la desgracia; soy yo, el Señor, quien hace todo esto.
Así esta ciudad se ha hecho el blanco de mi furor y de mi indignación desde el día en que se fundó hasta el día de hoy, y tendré que venir a hacerla desaparecer de mi vista
El número de los deportados por Nabucodonosor es el siguiente. En el año séptimo: Tres mil veintitrés judíos;
Dirás: Esto dice el Señor Dios: ¡Ay de la ciudad que vierte sangre de sus habitantes para acelerar su destrucción y fabricar ídolos con los que se contamina!
Porque esto dice el Señor Dios: ¡Ay de la ciudad sanguinaria, olla toda roñosa, cuya herrumbre no se quita! Vacíala trozo a trozo, sin echar suerte sobre ella,
¿Sonará la trompeta en la ciudad sin que el pueblo se alarme? ¿Sucederá en la ciudad una desgracia sin que el Señor la haya causado?
Levantaos, marchad, no es hora de reposo. Por vuestra inmundicia provocáis la destrucción, y la destrucción será irreparable.
Así como el Señor se gozaba en haceros felices y en multiplicaros, así se gozará ahora en perderos y destruiros. Seréis exterminados de la tierra que vais a ocupar.
Las cosas ocultas pertenecen al Señor, nuestro Dios, pero las reveladas son para nosotros y nuestros hijos eternamente, para que pongamos en práctica todas las palabras de esta ley.
Pero del mismo modo que se han realizado todas las promesas hechas por el Señor, vuestro Dios, en vuestro favor, también el Señor hará caer sobre vosotros todas sus amenazas hasta haceros desaparecer de esta buena tierra que el Señor, vuestro Dios, os ha dado,