Yo exclamé: ¡Ay de mí, estoy perdido, pues soy hombre de labios impuros; vivo entre un pueblo de labios impuros, y mis ojos han visto al rey, al Señor todopoderoso.
1 Corintios 9:16 - Biblia Martin Nieto Porque si predico el evangelio, no tengo de qué sentir orgullo; es mi obligación hacerlo. Pues ¡ay de mí si no evangelizare! Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Pues si anuncio el evangelio, no tengo por qué gloriarme; porque me es impuesta necesidad; y ¡ay de mí si no anunciare el evangelio! Biblia Nueva Traducción Viviente Sin embargo, predicar la Buena Noticia no es algo de lo que pueda jactarme. Estoy obligado por Dios a hacerlo. ¡Qué terrible sería para mí si no predicara la Buena Noticia! Biblia Católica (Latinoamericana) Pues ¿cómo podría alardear de que anuncio el Evangelio? Estoy obligado a hacerlo, y ¡pobre de mí si no proclamo el Evangelio! La Biblia Textual 3a Edicion Porque si proclamo el evangelio, no me es motivo de gloria, pues me es impuesta necesidad, y, ¡ay de mí si no proclamara el evangelio! Biblia Serafín de Ausejo 1975 Pues anunciar el evangelio no es para mí motivo de gloria; es un deber que me incumbre. ¡Y ay de mí, si no anuncio el evangelio! Biblia Reina Valera Gómez (2023) Porque aunque predico el evangelio, no tengo de qué gloriarme porque me es impuesta necesidad; y ¡ay de mí si no predico el evangelio! |
Yo exclamé: ¡Ay de mí, estoy perdido, pues soy hombre de labios impuros; vivo entre un pueblo de labios impuros, y mis ojos han visto al rey, al Señor todopoderoso.
Pero tú, cíñete la cintura, levántate para decirles todo lo que yo te ordene. No tiembles ante ellos, no sea que te haga yo temblar en su presencia.
Tú me has seducido, Señor, y yo me he dejado seducir; has sido más fuerte que yo, me has podido. Me he convertido en irrisión continua, todos se burlan de mí.
Yo me decía: No pensaré más en él, no hablaré más en su nombre. Pero había en mi corazón como un fuego abrasador encerrado en mis huesos; me he agotado en contenerlo y no lo he podido soportar.
El león ruge; ¿quién no temerá? El Señor Dios habla; ¿quién no profetizará?
El Señor me tomó de detrás del rebaño, diciéndome: Vete, profetiza a mi pueblo Israel.
El que había recibido cinco se puso en seguida a trabajar con ellos y ganó otros cinco.
Y Jesús le dijo: 'El que pone la mano en el arado y mira atrás no es apto para el reino de Dios'.
El Señor le dijo: 'Anda, que éste es un instrumento que he elegido yo para llevar mi nombre a los paganos, a los reyes y a los israelitas.
Me debo por igual a griegos y a extranjeros, a sabios y a ignorantes.
Como creyente en Cristo Jesús, tengo motivos para estar orgulloso de mi servicio a Dios.
Si Abrahán hubiera sido justificado por el cumplimiento de la ley, podría estar orgulloso, aunque nunca ante Dios.
Porque aunque tuvierais diez mil pedagogos que os hablen de Cristo, no tendríais muchos padres, pues por medio del evangelio yo os he engendrado en Cristo Jesús.
Si otros usan este derecho con vosotros, ¿por qué, y con más razón, no podemos usarlo nosotros? Pero no hemos usado este derecho, y lo hemos soportado todo para no poner obstáculo alguno al evangelio de Cristo.
Así también el Señor ordenó a los que anuncian el evangelio que vivan del evangelio.
Llegué a Tróade para anunciar el evangelio de Cristo; y, aunque se me presentó una ocasión propicia para trabajar por el Señor,
Decid a Arquipo que procure cumplir el ministerio que el Señor le ha encomendado.
Por mi parte, lejos de mí pecar contra el Señor dejando de rogar por vosotros y de enseñaros el camino bueno y recto.