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Isaías 6:5 - Biblia Martin Nieto

5 Yo exclamé: ¡Ay de mí, estoy perdido, pues soy hombre de labios impuros; vivo entre un pueblo de labios impuros, y mis ojos han visto al rey, al Señor todopoderoso.

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Biblia Reina Valera 1960

5 Entonces dije: ¡Ay de mí! que soy muerto; porque siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

5 Entonces dije: «¡Todo se ha acabado para mí! Estoy condenado, porque soy un pecador. Tengo labios impuros, y vivo en medio de un pueblo de labios impuros; sin embargo, he visto al Rey, el Señor de los Ejércitos Celestiales».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

5 ¡Ay de mí, estoy perdido, porque soy un hombre de labios impuros y vivo entre un pueblo de labios impuros, y mis ojos han visto al rey, Yavé de los Ejércitos!

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La Biblia Textual 3a Edicion

5 Entonces dije: ¡Ay de mí, muerto soy! ¡Yo, hombre de labios inmundos, que habito en medio de un pueblo de labios inmundos, he visto con mis ojos al Rey, a YHVH Sebaot!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

5 Yo dije: '¡Ay de mí! ¡Estoy perdido, pues soy hombre de labios impuros que vivo en un pueblo de labios impuros, y mis ojos han visto al rey, a Yahveh Sebaot!'.

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Isaías 6:5
33 Tagairtí Cros  

Jacob llamó a aquel lugar Penuel, diciendo: 'He visto a Dios cara a cara y he quedado con vida'.


¿Quién es el rey de la gloria? El Señor todopoderoso es el rey de la gloria.


y vieron al Dios de Israel. Bajo sus pies había como un pavimento de zafiro, semejante en claridad al mismo cielo.


Y añadió: 'Yo soy el Dios de tu padre, el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob'. Moisés se tapó la cara, porque temía ver a Dios.


Y añadió: 'Pero mi rostro no puedes verlo. Nadie puede verme y quedar con vida'.


Moisés dijo al Señor: 'Señor, yo no tengo facilidad de palabra, ni anteriormente, ni desde que hablas a tu siervo; soy tardo en el hablar y torpe de lengua'.


Moisés le respondió: 'Los israelitas no me han escuchado; ¿cómo va a escucharme el Faraón, a mí que soy tan torpe de palabra?'.


Y Moisés dijo ante el Señor: 'Yo soy torpe de palabra, ¿cómo me va a escuchar el Faraón?'.


Desde el extremo de la tierra cánticos oímos: ¡Gloria al justo! Pero yo he dicho: Se acabó, se acabó, ¡ay de mí! Los violentos hacen violencia, los violentos violentamente hacen violencia.


Ha dicho el Señor: Porque este pueblo se acerca a mí tan sólo con palabras, y sólo de labios me honra, mientras su corazón está lejos de mí, siendo así su religión para conmigo sólo un mandamiento humano, una lección aprendida,


Tus ojos contemplarán al rey en su belleza, verán un inmenso país.


Porque vuestras manos están manchadas de sangre, y vuestros dedos de perversidad; vuestros labios dicen mentira, vuestras lenguas murmuran falsedad.


No hubo nadie que invocara tu nombre, que despertara para apoyarse en ti, pues tú habías escondido tu rostro de nosotros y nos habías dejado a merced de nuestras iniquidades.


Yo dije: '¡Ah, Señor Dios, mira que yo no sé hablar; soy joven!'.


Yo emborracharé a sus príncipes y a sus sabios, a sus gobernadores, sátrapas y héroes, y dormirán un sueño eterno para no despertar -dice el rey-, cuyo nombre es 'El Señor omnipotente'.


'Hijo de hombre, tú vives en medio de la raza de rebeldes. Tienen ojos para ver y no ven, oídos para oír y no oyen; son un pueblo de rebeldes.


Vienen a ti en masa, mi pueblo se sienta delante de ti, escucha tus palabras; pero luego no las ponen en práctica, porque tienen en su boca la mentira y su corazón va tras la ganancia injusta.


Todavía estaba yo hablando, rezando y confesando mis pecados y los pecados de mi pueblo Israel y derramando mi súplica ante el Señor, mi Dios, por el santo monte de mi Dios;


He oído, y estoy profundamente conmovido; a tu voz tiemblan mis labios; estoy completamente descompuesto, mis pasos vacilan al andar. Tranquilo espero el día de la angustia, que ha de caer sobre el pueblo que nos asalta.


Aarón tomó el incensario, como había dicho Moisés, y corrió hacia la asamblea. La mortandad ya había empezado a hacer estragos en el pueblo. Puso el incienso, hizo el rito de absolución sobre el pueblo,


Y dijo a su mujer: 'Moriremos, porque hemos visto al Señor'.


Entonces Gedeón se dio cuenta de que era el ángel del Señor, y dijo: '¡Ay, Señor! ¡He visto cara a cara al ángel del Señor!'.


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